Dependiendo del noticiario que se vea o se escuche, estamos en la segunda o en la tercera ola de la pandemia del COVID-19.
Cuantitativamente, el asunto tiene su trascendencia pues implica una delimitación temporal que puede alterar y , de hecho, altera, todas las estadísticas de contagios, PCR’ s, test de antígenos, positivos , negativos, ingresos hospitalarios y en las UCI’ s y, por fin, defunciones.
Pues no salen las mismas cifras ni los mismos cuadros si se tienen en cuenta los datos desde junio ( segunda ola) o desde diciembre ( tercera ola). Y como la argumentación fundamental que se exhibe una y otra vez es de este tenor, la opción por unas cuentas u otras puede parecer arbitraria.
Cualitativamente, la cuestión se complica pues supone valoraciones subjetivas y objetivas. Y sin despreciar , por la mayor, que el apriori identitario y su conflicto enmarquen un nuevo hecho diferencial – ad intra segunda ola, ad extra, tercera- , por la menor , y en consecuencia, una segunda ola indica que la previsión ha sido suficiente y la acción, adecuada,para que no haya habido una tercera, lo cual sería, a su vez, un triunfo de la política aplicada.
Y si bien es cierto que la gestión estatal de la emergencia sanitaria se está llevando a cabo según principios asimétricos correspondientes a las diferentes autonomías, teniendo en cuenta que los recursos son al cabo compartidos aunque sean gestionados según diversas y a veces contradictorias opciones, ¿ no resultaría útil ponerse de acuerdo en algo tan elemental como la definición de la situación sanitaria? Sobre todo antes de que venga una nueva ola…
¿Luz y taquígrafos?
A mí esta situación cada vez me parece mas una competición de Surf, pero bastante menos lúdica. en la que sólo ganan los jueces, los que no participan pero que pelean sin descanso por la copa, y por el sillón en el que se sienta el jefe del jurado.
Un saludo
¡Muy buena analogía!
Sin duda: mas necesario que nunca.
Según mi querido hijo sólo ha habido una ola. El toro ha estado siempre en el albero. Ha repartido cornadas en función de si hemos estado en el burladero o no. Es así de sencillo
Buen resumen tauromático…
Con esto de los números y las interpretaciones varias, recuerdo algo que decía un compañero al respecto: «los cuatro evangelistas eran tres, San Pedro y San Pablo».
Bikain eta aproposa…!