«No son estos pagos de carlistas disfrazados de carlistas y liberales como en la Tierra Firme, pero sí de monárquicos disfrazados de monárquicos y republicanos , o de sinmás, como dice ahora la Juventud-divino-tesoro.
Pues desde que Jaime I El Conquistador conquistó la Isla para cristianarla en repartiéndola entre sus allegados para garantizar en un do ut des la función catolizante, quienes han heredado los predios mayormente convertidos en cotos de caza mayor, se han manifestado monárquicos con o sin monarquía, por mucho que en la Ciutat aparecieran purulencias liberales y hasta republicanas: para comprobarlo, basta consultar la prensa histórica ad hoc o leer la obra de aquel anarquista de derechas disfrazado de falangista ocasional que fue Llorenç Vllalonga.
Aun así , el espíritu monárquico ha permanecido en la Isla, emergiendo entre perlas como un Ducado de Palma muerto ab intestato o un Palacio de Marivent ya no tan frecuentado.
Quizás ocurra que los mandamases del cortijo isleño y sus adláteres ya no se fíen un pelo de la corona restaurada pues pensaron que el nombre de la embarcación del Rey Emérito, hoy tan demérito, Bribón que se llamaba, era meramente técnico, y también lo era, pero, claro, luego se reveló metonimia que no metáfora, y fueron cayendo de uno en uno a pesar de fiscales revestidos de defensores, desapareciendo en el hiperespacio la realeza.
Any way, ahora que está tan de moda la teología negativa -sobre todo de la mano de Boris Izaguirre- convendrá recordar que a la entrada del Museu del Santuari de Lluc, centro espiritual de la Isla situado en plena Tramuntana, hay una placa conmemorativa de la visita de Alfonso XIII, monarca para quien se ruega la protección de la Virgen correspondiente y que como es, se supone, bien conocido,murió destronado y en el exilio, como tanto bribón, digo Borbón…«