«¿Qué le vas a regalar a tu madre?». «Un libro». «¿Para qué, si ya tiene uno?».
He recordado este dicho-broma tras hacer mi recorrido mensual de librerías, al comprobar la intensidad del flujo de compras acompañado casi siempre del sonsonete «Lo preparo para regalo, ¿no?».
Y si bien es posible que, por mor de los tiempos que corren, a lo peor habría que sustituir del mentado dicho a la madre por la hija, lo cierto es que estos paralepípedos en papel – que decía Roland Barthes- continúan siendo un estímulo de deseo frente a las pantallas de letras electrónicas, tan útiles, por otro lado, en determinadas circunstancias.
Pues , contraviniendo a los profetas de principio de siglo, el e-book no ha desplazado al de Gutenberg , pero todo parece indicar que el libro del futuro deberá reinventarse y con él el mundo editorial, la distribución y , por supuesto, las librerías.
En este sentido, el libro deberá volverse cada vez más un objeto como tal, de manera que su contenido , probablemente más matizado, se presente si acaso más atractivo en diseño y textura ( ¡ nunca mejor dicho!).
Lo anterior conllevará una reestructuración editorial, admitiendo la compatibilidad con el libro electrónico y una reordenación de la distribución, asumiendo la venta on line junto a la tradicional.
Y por fin, las librerías, deberán dejar de ser los pequeños grandes almacenes en que se han ido convirtiendo mayormente y será necesario que , para su supervivencia, recobren la dimensión de encuentro socio- cultural que tuvieron en el pasado, afianzándose en presentaciones y coloquios.
Y por supuesto, nada de todo esto será posible sin el pertinente apoyo institucional, sobre todo ahora que los setentones de la antigua Bandera Roja ( y análogos) están sustituyendo a los ochentones, ya un tanto tocados ( y tocadas, of course) y destocados…
Hola, Vicente.
Esta claro que el problema es de evolución fisiológica. Últimamente parece ser más agradable el olor a elementos electrónicos recalentados que el de papel y tinta fresca.
En cuanto a la distribución, es difícil que alguien que vende libros pueda competir, SI NO BUSCA UN ESPACIO PROPIO, con quien vende libros junto a viajes, elementos electrónicos, elementos gimnásticos, parafarmacias y suegros/as o conciencias si eso da dinero.
En efecto, también creo que el espacio propio es fundamental .Gracias por el comentario.