En Bilbao,el supuesto asesino de varios homosexuales -a quienes además había vaciado sus cuentas corrientes- ha sido detenido tras una larga y complicada investigación policial.
En Pamplona, la votación popular sobre el cartel anunciador de las próximas fiestas de San Fermín ha tenido que ser suspendida al detectarse un fraude.
Estas dos noticias de índole tan diversa tienen sin embargo un relevante aspecto común que es su vínculo con las redes sociales.
Pues en el primer caso el presunto asesino captaba a sus víctimas por medio de una app de contactos ad hoc, y en el segundo, la votación ha sido anulada al detectarse un número insólito de votos electrónicos a favor de uno de los carteles participantes ya que tal votación se llevaba a cabo por vía digital.
Todo lo cual no supone sino un par de anécdotas más que sumar a las ya muchas que van matizando la cada vez mayor importancia que van teniendo las redes sociales electrónicas en las relaciones interpersonales e institucionales – y al respecto se podría también añadir la complicada gestión que supone este tipo de relaciones con las entidades financieras o , por ejemplo,con las Haciendas públicas , como se ha podido comprobar recientemente-.
Nada por supuesto hay que objetar con carácter general a la implantación de un sistema de relaciones que ofrece tantas ventajas y facilidades y que además en tanto que inevitable ya parece pertenecer a una nueva fase de la evolución social y tecnológica global.
Pero todos los avisos que en su momento aparecieron, sugiriendo prudencia, atención y control sobre estos nuevos medios parecen no haber tenido mucha efectividad y tanto más cuanto se ha ido admitiendo la dimensión electrónica como una vida no ya solo paralela sino primordial en nuestro devenir cotidiano…Pues , como decía la psicóloga Sherry Turkle no hace ni una década, “ya no necesitamos tener ocupados a los computadores ya que son ellos quienes nos mantienen ocupados”, y lo más penoso es que lo hacen en medio de la desidia política, el oportunismo económico y la abulia social hasta que algo revienta y pone en evidencia… a un asesino o a los mismos sanfermines…
Ya sé que su artículo no va de frivolidades don Vicente. ¡Pero hombre de Dios! ¿Qué me están haciendo ustedes en mi vieja y muy querida Iruña? Eso no se hace, no señor. ¿Desde cuando los recios mozos navarros hacen trampas?
O my Saint Fermín!