¿De qué ciudad / las leyes de la línea / del horizonte?
El pintor Pedro Salaberri ha recibido recientemente el Premio Príncipe de Viana de la Cultura correspondiente a la edición 2022. Javier Balda, miembro del Consejo Navarro de Cultura, glosó en el acto de entrega del premio los méritos del galardonado, de quien destacó su «capacidad innata para el dibujo» y «su «tratamiento del paisaje en un amplio sentido», haciendo un buen resumen de su larga y coherente trayectoria.
Conocí a Salaberri a finales de 1975, con ocasión de la preparación de una exposición que se celebró en marzo del año siguiente en la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra, dirigida por Xabier Morrás. Todavía conservo el catálogo que además de una muestra gráfica , recogía una larga conversación sobre su vocación pictórica, sus fuentes de inspiración , la función de la crítica y otros aspectos de la vida artística.
El sentimiento de afinidad fue inmediato y desde aquellos días, mantuve, he mantenido, una larga relación, al principio alrededor de un té en el estudio de la calle Zapatería que compartía , si no me equivoco, con Mariano Royo y después, afincado yo en Bilbao, en visitas y colaboraciones sucesivas.
Así, en 1985 ilustró espléndidamente mi libro de haikus Teoría del extraño movimiento, publicado por la editorial Pamiela en una coleción dirigida por Santiago Echandi y en la que también vieron la luz libros de poemas del novelista Jesús Ferrero y el aforista Ramón Eder.
Continué siguiendo su obra, cada vez más perfilada y atinada, y siempre que puede retomé el contacto colaborando en proyectos conjuntos, por ejemplo en la Revista cuatrimestral de humanidades biTARTE, dirigida por el también pamplonica , escritor y pintor, Javier Mina.
En 2015, Pedro volvió a ilustrar con gran acierto y delicadeza mi segundo libro de haikus – Breve ensayo de cartografía – y aquello fue motivo, un muy agradable motivo para el reencuentro, con él y con su mujer, Mª Carmen Pueyo, «la rubia».
Mucho se ha hablado y se hablará de la obra de Pedro Salaberri, un clásico de la pintura de nuestros lares, ya inscrito entre las fuentes de luz – y nunca mejor dicho- que han iluminado la negra provincia que tan hábilmente describió Miguel Sánchez-Ostiz, por cierto también Premio Príncipe de Viana de la Cultura de 2001.
Pero yo prefiero quedarme con la frase final de aquel catálogo de 1976 porque en ella se resume todo lo que podría decir de su obra: «Un amigo me dijo que él antes miraba las cosas y que la pintura le ha enseñado a verlas»
Javier Mina es probable que sea el próximo presidente del Ateneo guipuzcoano.
Me alegraría mucho: es un gran escritor y pintor , así como un eficaz gestor cultural.