En un último acto de libertad, aquel que ya Montaigne calificó de supremo en comparación con su duración y trascendencia, el cineasta Jean-Luc Godard ha puesto fin a su vida otorgándose la eutanasia.
Ha sido un último acto coherente con su vida artística , una vida en la que siempre optó por traspasar con dedicación y hasta con humildad los límites convencionales en lo que acaso pueda ser una de las mejores definiciones de la libertad.
Pues Godard recogió el testigo de las normas históricas vigentes en el campo cinematográfico (Bourdieu),articuladas en torno a la por otro lado excelente hornada de cinematografía norteamericana ,y las desbordó introduciendo lo que se echaba más en falta, es decir, la vida grácil y rutinaria de los paisajes y los paisanajes, aspectos todos que conformaron el estilo de lo que después se denominó la nouvelle vague y que se había ido teorizando en Cahiers du Cinéma.
La larga lista de films, desde À bout de souffle (1959) hasta Le Livre d’image, (2018), incluye una gran variedad de registros,siempre en una continua ampliación de su propia obra ,utilizando nuevos recursos como el rodaje cámara en mano , los saltos de plano, y sobre todo, un ambicioso montaje.
Como pequeño homenaje, ayer por la tarde estuve viendo Banda aparte – ¡ah maravillosa Anna Karina! -y pude disfrutar de nuevo de esa fresca mezcla de thriller, documental y cotidianidad que quizás haya sido y sea la mayor aportación de Godard a la Historia del Cine y que sin duda es y seguirá siendo una deriva de la cinematografía europea que todavía permanece abierta…
(c) by Vicente Huici Urmeneta