En los medios de comunicación más circunspectos, algunos ( y algunas) columnistas de abolengo no dejan de reseñar , con tristeza y en ocasiones con indignación, la violencia verbal en la que se mueven públicamente las diferencias políticas.
Sin embargo y probablemente debido a la obligación de dar cuenta del día a día, no profundizan críticamente en el contexto de estas manifestaciones que acaso no sean sino un epifenómeno de algo más estructural.
Pues, teniendo en cuenta la relevancia contemporánea del mundo electrónico y contemplando la extrema virulencia que se puede observar en algunas de las redes sociales – y particularmente en las de contenido más breve, como Twitter, Tik-Tok o Whatsapp- se puede comprobar que lo que fuera íntimo se vuelve éxtimo ,en el sentido de Paula Sibila -publificando perversamente lo que antes era privado.
Y en este punto no se debería dirigir tan solo la mirada hacia las nuevas generaciones, pues más de un talludito ( y talludita) , formado en la crudísima educación franquista, ha encontrado en estos nuevos medios una oportunidad única de catarsis, una ocasión para descargar violentamente todo el autoritarismo acumulado, dando muestras de un espíritu dictatorial drástico en el límite del fascismo que , como decía Michel Foucault, no solo reprime sino que exige una adhesión pública y sin fisuras a lo proclamado.
Detectar estos micro-fascismos que ahora circulan electrónicamente, denunciarlos y combatirlos, puede que sea la única opción a largo plazo para conjurar esta violencia estructural que constituye un cáncer silente para el pensamiento y la práctica democrática…
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Eso abunda mucho don Vicente. Su compañero en el apartado de BLOC en Deia, un tal Iñigo Landa, no se queda atrás precisamente. Son tal para cual.
Que los/as «talluditos/as», formados/as en la «crudísima educación franquista» y con autoritarismo acumulado, den rienda suelta a sus pretensiones de adhesión sin fisuras, también por las nuevos cauces abiertos mediante las redes y medios digitales, diría que va de suyo… Ya lo decía Spinoza, cada uno trata de perseverar en su ser…
Lo más llamativo de estos tiempos, sin embargo, es lo de las nuevas criaturas y sus ideologías, que, se supone, han sido educadas en la libertad, la tolerancia, el contraste abierto de ideas, gustos y tendencias… Y que, sin embargo, redes sociales mediante, dan muestra de un «hooliganismo» y tendencias inquisitoriales que resultan de lo más llamativas en mentes, se supone, más receptivas a la diversidad y al cuestionamiento.
Parece que, ahora que la religión ya no tiene el papel dominante que tenía antes, hay nuevas «verdades reveladas» (y además supuestamente rebeladoras), a diestra y siniestra, que exigen sumisión completa a sus mandamientos. Y ¡Ay del que sea lapidado en las redes!… Vae victis… Son ya bastantes los creadores (directores de cine, escritores, letristas musicales…) que coinciden en que, paradójicamente, y cuando parecía que no debiera ser así, han (y por tanto, colectivamente «hemos») perdido libertad y posibilidades creativas, en estos tiempos de corrección extrema, pieles delicadas y lapidadores digitales
Benetan deigarria.