Si algo tienen en común estos dos ya confesos maestros, es su apuesta por la imagen, por la imagen renovadora y desfibriladora de tantos conceptos colapsados.
Esta mañana soleada de invierno, mientras limpiaba unas cazuelas en la cocina , me han venido a la mente dos nombres dispares: Peter Handke y Pedro Salaberri, premio Nobel de Literatura en 2019 y Premio Príncipe de Viana 2022, respectivamente.
En un primer momento me he sorprendido, pero después , recordando que este tipo de cosas me suceden frecuentemente, tomando un café he ido hilvanando una sucesión de significados en relación a ambos nombres y también de ellos entre sí.
Pues , en efecto, mi vínculo – literario- con Peter Handke viene de lejos, de muy lejos, desde que en 1972 leí una entrevista en el TIME, en la que se le presentaba como formando parte de la vanguardia teatral europea. Pasaron los años y tras haber dedicado mi atención , por mor de la militancia, a diversos realismos socialistas, el descubrimiento de la tetralogía que inició con Lento regreso me abrió un nuevo camino, a caballo entre el ensayo y la narrativa.
Como ya era – y es – en mí habitual, me dediqué a estudiar toda su obra. Asimismo , por inciativa de Michael Roloff, estuve dirigiendo la sección latina de la página internacional sobre su trayectoria, polémica en algunos momentos. Fruto de aquella larga meditación, fue una serie de pequeños ensayos que se subsumieron posteriomente en la conferencia » Peter Handke: otros tiempos, otros espacios», en el Centro Arteleku ( San Sebastián) el 8 de julio de 1998 y que tuvo también su reflejo en euskera- «Peter Handke: intriga gabeko narraziorako idazkera berria (in Hegats, literatur aldizkaria, 35 z., 2004ko ekaina, 71-78 oo.).
Al día de hoy, no tengo ninguna duda de que mi propia escritura le debe mucho al modelo handkiano y esta condición se ha puesto de relieve en varias colaboraciones con el escritor venezolano Edgar Borges – por ejemplo en «Sobre El hombre no mediático que leía a Peter Handke, de Edgar Borges.
Por otro lado, conocí a Pedro Salaberri a finales de 1975, con ocasión de la preparación de una exposición que se celebró en marzo del año siguiente en la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra, dirigida por Xabier Morrás. Todavía conservo el catálogo que además de una muestra gráfica , recogía una larga conversación sobre su vocación pictórica, sus fuentes de inspiración , la función de la crítica y otros aspectos de la vida artística.
El sentimiento de afinidad fue inmediato y desde aquellos días, mantuve, he mantenido, una larga relación, al principio alrededor de un té en el estudio de la calle Zapatería que compartía con Mariano Royo y después, afincado yo en Bilbao, en visitas y colaboraciones sucesivas.
Así, en 1985 ilustró espléndidamente mi libro de haikus Teoría del extraño movimiento, publicado por la editorial Pamiela en una coleción dirigida por Santiago Echandi y en la que también vieron la luz libros de poemas del novelista Jesús Ferrero y el aforista Ramón Eder.
Continué siguiendo su obra, cada vez más perfilada y atinada, y siempre que puede retomé el contacto colaborando en proyectos conjuntos, por ejemplo en la Revista cuatrimestral de humanidades biTARTE, dirigida por el también pamplonica , escritor y pintor, Javier Mina.
En 2015, Pedro volvió a ilustrar con gran acierto y delicadeza mi segundo libro de haikus – Breve ensayo de cartografía – y aquello fue motivo, un muy agradable motivo para el reencuentro.
De Salaberri me ha influenciado, y mucho, su mano para el dibujo y el color, su luz, y esa pasión lenta por la contemplación que he intentado formalizar- y hasta teorizar- en mis haikus y en las torpes acuarelas que me distraen de la omnipotencia de lo discursivo.
Y , en fin, si algo tienen en común estos dos ya confesos maestros, es su apuesta por la imagen, por la imagen renovadora y desfibriladora de tantos conceptos colapsados, tan estólidos- diría Hegel – que ya no sirven ni para un barrido ni para un un fregado… Peter Handke y Pedro Salaberri…
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Ramón Eder Labayru, citado también por Karmelo C. Iribarren. Tengo ganas de leer algo de él.
Los aforismos de Ramón Eder…Una buena recomendación.
Muchas gracias don Vicente
Yo le recomiendo «Palmeras solitarias», que fue Premio Euskadi en la categoría de literatura en castellano…