Y tú , querido lector, querida lectora, mon semblable, mon frère ¿ dónde estabas aquella tarde del 23 de febrero de 1981?
A lo largo de estos últimos años he dirigido varios talleres de escritura autobiográfica en diversas instituciones y asociaciones. Y en todos ellos, para comenzar, he utilizado como heur´ístico o disparador de la memoria una grabación de la entrada en el Congreso del teniente coronel Antonio Tejero y sus guardias civiles.
Lo he hecho siempre sin avisar, y , por supuesto, calculando la edad que podrían tener en aquel febrero de 1981 quienes estaban presentes. Luego, les pedía que escribieran algo breve al respecto, ya fuera testimonial – ¿ Dónde estaba aquella tarde? ¿Qué estaba haciendo? – o documental – ¿ Qué me han contado sobre aquella intentona golpista?
Una vez leidos los escritos, les proponía ubicar el 23 de febrero de aquel año como un punto de referencia autobiográfico común, de manera que pudieran hacer un cronograma de sus vidas según un antes y un después, dejando a cada uno y cada una la extensión cronológica que les pareciera oportuna.
La artimaña me ha resultado por lo general muy efectiva, toda vez, supongo, que para la mayoría de asistentes, los sucesos del 23 de febrero de 1981, han sido los únicos momentos en los que pudieron tener en mayor o menor grado una vivencia de la irrupción de lo discontinuo histórico en lo cotidiano, constituyéndose asimismo en una ocasión , en el sentido del kairós griego, para la construcción social de la memoria colectiva – y aquí habría que citar tanto a Berger y Luckmann y su La construcción social de la realidad, como al Maurice Halbwachs de La memoria colectiva.
Pues más allá de la indignación política ambivalente, de la adhesión o de la repulsa ideológica, de la investigación histórica sobre aquellos acontecimientos y de los intentos de conjurar con la imaginación literaria las lagunas de la documentación – Paul Veyne: ¿Como se escribe la historia– el numerónimo 23-F ha sido, es y será una marca subrayada en el devenir particular y colectivo de finales del siglo XX.
Y tú , querido lector, querida lectora, mon semblable, mon frère ¿ dónde estabas aquella tarde del 23 de febrero de 1981?
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Pues mira, la verdad es que estaba en Hondarribia en el Centro de Dccumentación de Historia Contemporánea del País Vasco de Eusko Ikaskuntza…al tener música puesta no me enteré hasta llegar a casita, allá me enterés y la verdad es qu me entró cierto temblor de patas
Hola. Egunon.
Yo estaba en el segundo año de «estreno» de mi profesión, dando clases en una academia.
Cuando llegó el director a decirnos que nos fuéramos a casa, que había habido un golpe de estado y nadie sabía lo que podría pasar, recogí mis cosas entre la algarabía de los alumnos (mayoritarios) y alumnas (menos) y me fui hacia el tren (lo del metro fue un invento posterior) sin saber qué pensar.
En la media hora de tren iba pensando que el paréntesis de tantos cambios para que todo siguiera igual (pensamiento bastante extendido en aquella época) se podría acabar y que los golpistas nos harían «rejuvenecer» 5 años.
Me comencé a alarmar cuando al pararme a tomar una cerveza entre la estación y mi casa, en el bar no había nadie… y en la calle tampoco. El camarero me dijo que estaba recogiendo porque había habido un golpe de estado. Me apuré la cerveza y seguí hacia mi casa. A la mañana siguiente vi en televisión a José María García retransmitiendo la cosa… como si fuera un partido de fútbol.
Los pensamientos, sentimientos, intentos de análisis, miedos y demás, vinieron después.
Un saludo
Muchas gracias por tu testimonio.
En mi caso, estaba en Pamplona cuando me enteré de la irrupción de Tejero en el Congreso.Me deshice de toda la documentación y propaganda comprometedora, y fuí a refugiarme con otros camaradas en un piso seguro…Luego se supo que se habían hecho «listas» para la inmediata detención de quienes en ellas aparecían…