Y quienes farfullan pirotecnias multicolores sobre las bonanzas de su futuro buen gobierno durante las campañas electorales y en cuanto tienen el mando en plaza practican el gatopardismo más rancio, entusiasmándose con desembarcos de grandes cruceros y fabulosos eventos deportivos .
Vuelvo a estas escriturillas más por obligación que por devoción, pues siempre hay algo en la entresaca de «los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa» – que decía don Antonio Machado en boca de Juan de Mairena– que merece la pena ser consignado y más en estos tiempos de contienda electoral mínima.
Y lo hago intentando amagar a mi admirado Quim Monzó- de quien por cierto ando en la busca de su diálogo con Sergi Pamiés, otro grande entre los grandes, intitulado Si La Memòria No Ens Falla.
Y pues son dos anécdotas, dos, recogidas a diestra y a siniestra y que, a mi modo de ver, convendrían tener en cuenta los aspirantes a la regencia munícipe correspondiente.
Asín, y en primer lugar , el calvario relatado por una buena amiga a la que un par de individuos mal encarados le mangaron el teléfono móvil tras empujarla contra la persiana de un bar cerrado y hacerla caer al suelo.Pues bien, ya recompuesta, acudió a su compañía telefónica para anular todo lo anulable – que es bastante hoy en día- y le recomendaron cursar de inmediato una denuncia. Y en este punto comenzó todo.En el Juzgado de Guardia le hicieron saber que ella misma debía redactar la denuncia de marras y luego entregarla – ¡más vale que no se trataba de una violación o de un apalizamiento doméstico!- pero que en cualquier caso, no merecía la pena, pues al cabo toda la documentación se enviaría luego a la policía municipal.Armada de paciencia ciudadana, una vez presencializada en la comisaria de su distrito, le comunicaron que no podían hacer nada pues «en aquel momento no había ningún instructor » y le recomendaron acudir a la sede de otro cuerpo policial de grado superior. Tras el consiguiente paseo, en esta tercera ocasión le atendieron con prontitud, pero tras firmar la denuncia constató que el número de turno había hecho de su capa un sayo y que había recompuesto la versión de lo sucedido en un párrafo proforma que decía lo siguiente: » No se ha percatado de la sustracción en el momento de producirse, por lo que no puede aportar otros datos sobre las circunstancias de los hechos»…
Y otro sí, el desasosiego de una vecina que tiene serias dificultades para dormir toda vez que el suelo de su dormitorio vibra alegre e insistentemente al son del tecno que pone una y otra vez el disc-jockey de un pub nocturno de moda situado tres pisos más abajo. Ha acudido en varias ocasiones al establecimiento en cuestión para protestar sin haber obtenido ningún éxito. También ha llamado ya muchas veces a la policía municipal, consiguiendo que una madrugada hicieran una medición de ruido , pero le comunicaron ipso facto que aquello «no valía para nada» si no lo hacían técnicos ( ¿de medio-ambiente?) del ayuntamiento. Pero, cuando ha requerido la presencia de los tales, desde las oficinas ad hoc le han informado que solo pueden acudir en su horario laboral que, por supuesto, no contempla los de un pub que abre a las once de la noche y cierra a las cinco de la mañana…
Es conocido el dicho de que «una golondrina no hace verano» y también aquel de que «donde manda patrón, no manda marinero», por lo que no debe tomarse el relato de las anteriores circunstancias como una desacreditación de los circunstantes.
Más bien todo lo anterior apunta a quienes farfullan pirotecnias multicolores sobre las bonanzas de su futuro buen gobierno durante las campañas electorales y en cuanto tienen el mando en plaza practican el gatopardismo más rancio dejando que todo cambie para que no cambie nada, entusiasmándose con desembarcos multitudinarios de grandes cruceros aunque algunos ciudadanos y ciudadanas no puedan dormir y ordenando a su policía que esté más pendiente de fastuosos eventos deportivos que de resolver con celeridad y eficiencia los problemas de cada día.
Pues eso, que diría un Umbral ,y no sé hasta cuando…Mínima municipalia…
Pues eso, Vicente, Pues eso.
En épocas de campañas electorales, se nos presentan «ilusionantes proyectos de futuro» basados, en su mayor parte en ideologías decimonónicas o de principios del s. XX.
Es cierto que estas ideologías han evolucionado; su «partida de la porra» es muchísimo más sibilina… incluso han conseguido dar un giro completo al lenguaje y tanto en municipales, como en autonómicas como en Generales, en campaña se nos presentan como «magister» y en cuanto son elegidos se convierten en «minister» (en su acepción moderna, es decir, contraria a su etimología)»… con la enorme ventaja, para ellos, de que el periodo de reclamaciones y desistimiento termina en el mismo momento de depositar las papeletas.
¡¡Qué grande aquel eslogan de «OTAN, de entrada NO»!! parecidos y a nivel municipal los encontramos a patadas.
Los dos ejemplos que pones son claros exponentes de que lo «elegido», a pesar de promesas sobre seguridad, sobre el funcionamiento de los organismos al servicio del ciudadano… sólo son cosas que se dicen en las precampañas y campañas.
No nos vendría mal en este momento recordar la maravillosa reflexión sobre la autoridad de Mijail Bakunin («Dios y el Estado», publicado, muerto ya su autor, en 1882)…
Y dentro de nada otra vez la misma monserga, las mismas promesas y los mismos gatopardismos para las generales.
A ver si esto pasa pronto… porque dan ganas de pensar que no estaría mal que la Inteligencia Artificial dejara sin empleo a los gatopardistas y no solo a los trabajadores
Un saludo
Pues sí, estimado colega, quizá la IA sea una buena opción, al menos más sopesada, para relevar a tanto politico inconsecuente…😄