La sombra luminosa de Txema Larrea se ha ido alargando conforme las premisas de su obra han posibilitado la apertura de nuevas perspectivas, manteniendo no obstante la condición testimonial de una generación clave en la historia de la política y la cultura vascas.
Hace cinco años , el 29 de julio de 2018, falleció Txema Larrea, compañero de aventuras y desventuras varias. Al día siguiente escribí a vuela pluma una breve necrológica particular que decía:
«Conocí a Txema a principios de los ochenta cuando , en un giro decisivo, su vida había pasado de la acción a la documentación: los Documentos Y pretendían mostrar una lógica de difícil demostración sobre la evolución de ETA. Aun así, ahí están para quien quiera comprender la lucha armada de aquellos años más allá de los tópicos interesados.
Pronto, sin embargo, tras aquel aparente ajuste de cuentas, su mirada se fue hacia el euskera, como editor, escritor, crítico y profesor- hicimos muchos viajes juntos a Bergara donde trabajó en el Euskal Departamendua de la UNED – y al día de hoy su lista de publicaciones es ya muy larga, siendo para mí la más sugerente Euskaldungoa erroizturik ( Pamiela, 1994).
El trato frecuente se fue transformando en amistad pendiente, pues lo que nos unía siempre era menos de lo que nos distanciaba: él corregía mi batua ya desmochado en vizcaíno de Gipuzkoa y se afanaba en huir de mi ariete post- maoísta desde su amable misantropía general básica.
En aquel ten con ten hubo muchas comidas y cenas y tardes sin fin de discusiones y risas, y a pesar de los muchos pesares que arrastraba , Txema no dejó nunca de tener ese toque a la vez nostálgico e irónico que le caracterizaba.
En realidad toda su vida se podría resumir en esta anécdota que siempre recordaré : Cuando visitamos a un traumatólogo amigo para que nos asesorara sobre qué se podía hacer con las balas que todavía tenía incrustadas desde su detención a tiros en Vitoria, preguntado al respecto por el administrativo de turno , su contestación fue directa y escueta : «Accidente laboral».
Pasados estos años , la sombra luminosa de Txema Larrea se ha ido alargando conforme las premisas de su obra han posibilitado la apertura de nuevas perspectivas, manteniendo no obstante la condición testimonial de una generación clave en la historia de la política y la cultura vascas.
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Eskerrik asko, Peli. La ternura como opción revolucionaria.
Muchas gracias por el comentario, Alberto.
Gizon gisakoa eta maitagarria izan zen beti niretzat. UNED-Bergaran EKDn ezagutu nuen, euskal literaturaren bultzatzaile, Pamielako kide…
Argitasun haundikoa, eta hala ere, egoera anitzetan hain herabe.
Hainbat jendearekiko zordun geratzen naiz. Txema, zalantza gabe, horietako bat
Bai, kide paregabekoa bazen…Milesker iruzkinagatik.