Como praticante amateur del haiku , la contemplación de la pintura de Ortega Muñoz me ha dado la oportunidad permanente, a modo de un extraño kairós otorgado, tanto para la meditación como para la expresión, facilitándome largos periodos de aquella duración dialéctica que tan hábilmente describió Gaston Bachelard.
Desde la Fundación Ortega Muñoz , me ha llegado la noticia de la exposición Paisajes pensados que persigue un diálogo abierto entre la obra pictórica de Godofredo Ortega Muñoz y la práctica fotográfica de José Manuel Ballester, recientemente inaugurada, y que se prolongará hasta al 31 de marzo del 2024 en el MEIAC de Badajoz.
Godofredo Ortega Muñoz (San Vicente de Alcántara, 1899 – Madrid, 1982) fue un pintor extremeño que realizó una extensa obra a lo largo del pasado siglo XX, resaltando un particular tratamiento del paisaje.
Conocí sus singulares cuadros por medio de Javier González de Durana, director artístico de la Fundación, y desde entonces ha sido para mí un referente inigualable tanto desde el punto de vista profesional como personal.
Pues como sociólogo interesado en la construcción social del espacio, la obra de Ortega Muñoz ha supuesto un eje fundamental en el diálogo entre las reflexiones teóricas y las resoluciones plásticas, adelantándose a lo que ya comienza a denominarse post-humanismo (Coeckelbergh, 2022), que no es sino una nueva apuesta de encuentro entre las expresiones artísticas y el conocimiento científico, en estos momentos tan condicionados por la revolución electrónica y la irrupción de la Inteligencia Artificial.
Pero, asimismo, como praticante amateur del haiku , la contemplación de la pintura de Ortega Muñoz me ha dado la oportunidad permanente, a modo de un extraño kairós otorgado, tanto para la meditación como para la expresión, facilitándome largos periodos de aquella duración dialéctica que tan hábilmente describió Gaston Bachelard.
Por todo lo anterior, espero que esta exposición pueda tener un dilatado recorrido y que, si fuera posible, se paseara también por estas tierras norteñas en las que , sin duda, sería muy bien recibida.
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Querido Vicente. Muchísimas gracias por este jugoso e interesante comentario sobre la exposición en que relacionamos el paisaje en la pintura de Ortega Muñoz con el fotografiado por Ballester, ambas obras «pensadas» en la media en que el pintor trasladaba al lienzo lo que recordaba haberle emocionado del paisaje visto, no un lugar concreto, sino sus elementos compositivos básicos, prescindiendo de lo menor y anecdótico que pudiera existir en él, mientras el fotógrafo ha salido a la naturaleza, impregnado de iconografía godofrediana, no para encontrar los mismos lugares que Ortega Muñoz pintó, sino otros en los que sentir la misma emoción que setenta años atrás motivó el pincel de su colega.
Esta misma exposición no, pero otra diferente en la que Ortega Muñoz estará emparejado con otro gran artista del siglo XX sí podremos ver en Bilbao dentro de unos meses.
Un abrazo.
Querido Javier, como bien sabes, Ortega Muñoz se ha convertido para mí en un referente disparador de reflexiones teóricas, pero también de expresiones plásticas y poéticas, por lo que no hay nada que agradecer. Quedo a la espera de la exposición que nos adelantas.Un abrazo.