¡NI VOZ ( ni moto)!

«Tú, en esto, no tienes ni voz ni moto» le espetó su hijo de diez años a una buena amiga tras una larga discusión. Y he de confesar, públicamente, que la frasecita resume bastante bien mis sentimientos sobre el perimundo.

Pues allende los Pirineos, la atención mediática hacia la llamada «Guerra de Ucrania» ha sido sustituida de la noche a la noche por la denominada «Guerra entre Israel y Hamás «, por lo que las imágenes dramáticas , terribles y terroríficas en muchos casos, han redirigido las interpretaciones de tut´ólogos y tutólogas hacia otros tourmalets ideológicos , elevando la mira geopolítica que ya estaba muy alta hasta volverse ¿inalcanzable?

Y en casa ( ¿de la madre?), más abajo de la cuenca del Ebro,todo son idas y venidas de insultos, por lo general poco originales,y de empeños ( y despeños que diría Gracián) que no hacen sino sacudir la pell de brau como si fuera una vieja y recosida manta de viaje.

Y otro sí, en el Barrio del Padre , cada vez más proclive a manifestarse como Barrio Sésamo, en sus calles y plazas empíricamente y discursivamente en desdeñosas y prepotentes -digamos- «declaraciones», cunde el desasosiego sea que se diluciden temas relativos a talas de árboles o sobre funcionarios diz que disfuncionales.

Y así que me encuentro sin voz, pues que resulta la mía troceada aun habiendo sido ab origine unísona electoralmente, y sin más, y consecuentemente, que me encamina hacia la gran puerta de la impotencia absoluta.

Más vale que tengo a mano al Manuel Vázquez Montalbán del primer Carvalho – aquel de Tatuaje– y que me consuelan aquellas sus palabras: «Le repugnaba cualquier tiempo perdido en el análisis del mundo en que vivía…Había limitado su capacidad de emoción abstracta a la que le pudiera transmitir el paisaje…»

Pero incluso así, me doy cuenta de que , jo, no tengo ni moto para abrirme con urgencia hacia los horizontes alternativos de Las Antipodas desde este tanto desvarío… ¡Buf! ¡Triste destino el mío! ¡Ni voz ni moto!

P.S. Rite, rite, colega, antes de que nos cambien la hora y con ella el paso.Vale!

(c) by Vicente Huici Urmeneta

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

4 comentarios en «¡NI VOZ ( ni moto)!»

  1. Dear Peli: El texto que has compartido, una especie de reflexión personal que aborda diversas cuestiones, desde las preocupaciones geopolíticas hasta las tensiones personales en la vida cotidiana. La narrativa se presenta en un tono confesional y descriptivo, donde el autor expone sus pensamientos y emociones de manera franca.
    Uno de los aspectos notables de este texto es el uso de un lenguaje rico y estilo literario distintivo. Utilizas metáforas y expresiones interesantes, como «la gran puerta de la impotencia», ¡que tendrá que ver la impotencia!, sexo, siempre el sexo, y la comparación de la atención mediática entre la «Guerra de Ucrania» y la «Guerra entre Israel y Hamás.» Estos elementos contribuyen a la riqueza del texto y lo hacen intrigante desde el punto de vista literario.
    Sin embargo, el texto, un tanto críptico o fragmentado en su estructura, o sea como siempre. Saltas entre diferentes temas y observaciones de una manera que puede resultar desafiante para algunos lectores, lo que dificulta la comprensión de la narrativa. Algunas conexiones entre los temas podrían ser más explícitas para ofrecer una narrativa más coherente.
    Además, la falta de un contexto claro y una narrativa más definida puede hacer que el lector se sienta perdido en la reflexión del autor. Aunque la expresión personal es valiosa, una estructura más organizada y un hilo conductor más evidente podrían mejorar la accesibilidad del texto.

  2. Gracias por la atención y por el comentario. He pretendido mostrar un conjunto de sensaciones, el hartazgo y la impotencia ( política, en sentido global) fundamentalmente ,más que demostrar la validez de tal o cual argumento sobre los temas ( en su etimología, como insistencias) que nos rodean, pues en estos últimos días, en algunos momentos ,me he sentido repentínamente sumergido en una piscina de cien años de soledad…

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