El ciclo CINE y CIUDAD-ZINEMA ETA HIRIA, organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco- Navarro (COAVN)en su sede de Bilbao y presentado por Eneko Lorente , ha continuado con la proyección de J´ aimé vivre là ( Me encantó vivir allí), de Régis Sauder.
El film, hábil docudrama, se desarrolla en Cergy, un ciudad de nuevo cuño, situada en la periferia de Paris, aportando los testimonios de sus habitantes, desde quienes llegaron cuando apenas era una espacio sin urbanizar hasta los de quienes ya se han socializado en esta joven urbe.
Entre los testimonios, sobresale el de Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022 y vecina de Cercy, que recoge diversos textos de su Diario de afuera (1993), La vida exterior (2000) y Los años ( 2008), rememorando su propia experiencia comunitaria bajo ese nuevo género literario denominado autoficción.
Y más allá de la excelencia de la pel´ícula, delicada y emocionante, quizá por mi interés por todas las modalidades de la escritura autodiegética ( diarios, dietarios, memorias, autobiografías),he recordado un sugerente artículo del hoy olvidado Roland Barthes , titulado «Délibération», publicado poco antes de su muerte en la revista Tel Quel ( y que se puede encontrar en Lo obvio y lo obtuso, Ed. Paidós, Barcelona , 1986), en el que mostraba su incertidumbre ante la práctica de llevar un diario.
Así, afirmaba que «la justificación de un diario íntimo ( como obra) solo podría ser literaria, en el sentido absoluto, aunque sea nostálgico, de la palabra». Pero a continuación señalaba una serie de aspectos negativos que podían disuadir de la escritura de un diario. En primer lugar , decía, el diario íntimo no responde a ningún objetivo externo, por lo que su escritura resulta una modalidad blanda de catarsis irrelevantemente narcisista. Consecuentemente, el diario «no es necesario» y, cuando parece que lo es , opera como un simulador de escritura que satisface todo lo más una analidad compulsiva. De todo ello proviene, concluía Barthes, la sensación de que los diarios íntimos sean tan aceptables cuando se escriben y tan decepcionantes cuando se leen.
Sorprendentemente, nada más entregar el aludido artículo, el mismo Roland Barthes iniciaba la escritura de un diario íntimo que más tarde fue publicado bajo el título de «Noches de Paris» ( en Incidentes, Ed. Anagrama, Barcelona 1987). Es este un diario sin duda adulto, pero a la vez fresco y casi se diría que adolescente , con algunos toques de suave lirismo cotidiano. Pero es sobre todo un diario muy trabajado en el que la labor de construcción literaria predomina sin alharacas sobre la necesidad de expresión.
Probablemente Barthes se estaba probando, o , mejor dicho, estaba intentando ver si era capaz de crear un tipo de obra al margen de su deriva ensayística, de aquella deriva ensayística que siempre había considerado su verdadera obra y que le inclinaba teóricamente a no escribir un diario y , sin embargo y por otro lado,le llevaba a iniciarse en lo que por entonces no tenía nombre : la autoficción. Esa autoficción hoy ya consagrada en la figura de Annie Ernaux y que tan eficazmente contribuye a redondear obras como J´ aimé vivre là …
(c) by Vicente Huici Urmeneta