Libro único y directo, ajeno a la autocomplacencia o al alegato, Osadías y descalabros nos abre de nuevo «el cuarto de los baúles de los viajes ultramarinos» siempre por hacer en «el riesgo de buscar sin descanso la ventura…», y nos recuerda el valor prístino de la escritura, esa coleta de la cual se puede tirar para no hundirse en la oscura ciénaga, como el barón de Münchhausen…
Para quien alguna vez ha sentido el scripturire, esa manía de escribir de la que habla Roland Barthes citando a Sidonio Apolinar en su La preparación de la novela, no hay nada como recibir el último libro de un colega y más si además es amigo de larga duración, pues se adivinan detrás de las páginas recién impresas, el peso de ganas y desganas, de entusiasmos y tristezas, y de muchas, muchas correcciones.
Así lo he he sentido yo al recibir Osadías y descalabros, de Miguel Sánchez-Ostiz, primorosamente editado, como es habitual , por Pamiela.
Y de todo lo mentado hay en este libro, fruto de un renacimiento digno de aquel barón de Münchhausen que logró salir de una ciénaga tirándose de su propia coleta.
Pues bien que ha tirado de sí mismo M S-O, tras sufrir un ictus que le dejó fuera de combate durante unos meses y cuyas secuelas ha ido superando gracias al cuidado, la farmacia y una nueva apuesta en el juego que mejor ha dominado , la escritura, un juego del que ha salido siempre triunfante, como lo prueba la cincuentena de obras publicadas , entre novelas, poemarios , dietarios y ensayos por las que fue reconocido con varios galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Viana de la Cultura en 2001.
En este caso, el escritor navarro ha dado cuenta valientemente de esta vuelta a la vida frente a una muerte que «se mete en el espejo profundo de la sala de reposo y desde esa lejanía te observa, paciente…», consiguiendo que renazcamos con él a través de sus palabras.
Libro único y directo, ajeno a la autocomplacencia o al alegato,Osadías y descalabros nos abre de nuevo «el cuarto de los baúles de los viajes ultramarinos» siempre por hacer en «el riesgo de buscar sin descanso la ventura…», y nos recuerda el valor prístino de la escritura, esa coleta de la cual se puede tirar para no hundirse en la oscura ciénaga, como el barón de Münchhausen…
(c) by Vicente Huici Urmeneta