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También desde este ya ángulo oscuro del salón, acaso ya no quede sino el perfeccionamiento progresivo del espíritu crítico, incluyendo programáticamente aquel estudio de la sensibilidad formal que reclamaba Paul Valery frente a toda forma de lenguaje y que desemboca necesariamente en la vieja pregunta «cui prodest», es decir a quién beneficia que aquí y ahora recibamos esta o aquella información.

«¿Conoce usted a alguien que crea en las palabras escritas?» Esta pregunta se la hace el inspector Serrano a Pepe Carvalho en el transcurso de El Balneario, una novela de Manuel Vázquez Montalbán publicada en 1986.

Y sin entrar en mayores, he recordado la frase al recordar – ¡ Ah misterios sinápticos!- que en una reciente tertulia de esas que tanto le gustaban a Lin Yutang, alguien comentó que más valía fiarse de lo que puede llegar a través de Tik-tok o de Instagram que por las diferentes cadenas televisivas y, por supuesto, de la prensa escrita en papel o en su versión electrónica, pues las redes sociales, por ahora, «son incontrolables».

Dejando de lado la profesionalidad de quienes se desempeñan en el mundo periodístico , pues se les debe suponer el honor como el valor al soldado en la milicia, los análisis científico-sociales desdicen una vez más lo que afirma una intuición poco cultivada, ya que las redes sociales exhiben sus contenidos no según y como son recibidos sino al pairo de su fundamento algorítmico– D. Cardon. 2018. Con qué sueñan los Algoritmos— hasta el punto de generar una recepción «kairológica «– Bucher, T. 2020 «The right-time web: Theorizing the kairologic of algorithmic media» — es decir, adecuada a la ocasión de lo que se quiere recibir como información.

Pero acaso , lo más importante de esta constatación es, desde la Sociología del Conocimiento, que la información así recibida tan oportunamente genera una imagen conformativa de muchos aspectos de la realidad , ahora, por ejemplo, desde el conflicto de Gaza- ya también del Líbano- hasta el de Ucrania, pasando por todos los dimes y diretes más o menos locales, que por lo general alimenta disquisiciones sin tregua, y en los casos más agudos derivaciones brevemente electorales en las que se vota o, en formato más breve, se bota en calles y avenidas.

Frente a todo lo cual, y también desde este ya ángulo oscuro del salón, acaso ya no quede sino el perfeccionamiento progresivo del espíritu crítico, incluyendo programáticamente aquel estudio de la sensibilidad formal que reclamaba Paul Valery frente a toda forma de lenguaje y que desemboca necesariamente en la vieja pregunta «cui prodest», es decir a quién beneficia que aquí y ahora recibamos esta o aquella información…

(c) by Vicente Huici Urmeneta

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

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