Siempre hay alguien, uno de esos ( o de esas, of course) a quienes Aristóteles atribuía la «bilis negra», filósof@s que les llamaban antaño, hogaño pensadores o científicos, dispuestos a amargarnos la existencia atacando alguna de nuestras esencias.
Tal que ha ocurrido con la esencia de ese fenómeno colectivo denominado «Navidad» que habría hecho ensalivar y mucho a Émile Durkheim, arcano experto en catarsis colectivas.
Pues que en un ambicioso artículo de esa excelente revista de divulgación científica cual es The conversation, se ha estudiado el mentado fenómeno a la luz de la novísima neurociencia.
Y según dicho estudio, lo que en algún momento fue una iniciativa comercial de la cola más bebida del mundo, y en estos lares motivo principal del marketing de los más grandes hiper-almacenes que en la pell de brau han sido, ha devenido un infausto fasto de compraventa compulsiva que se prolonga in crescendo desde la mid-season hasta las rebajas de enero disparándose a la altura de la celebración de San Saturnino o Black Friday.
Otro sí que comprando y vendiendo como si no hubiera un mañana – y vaya usted a saber si lo habrá a la vista de los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa internacional- se dinamizan las tarjetas de crédito y las emociones y ya sin límites surge un «y yo más» colectivo ( ¿?…Pue sí, camarada) dispuesto a la lucha final…
Pero, en fin – y en principio- que diría aquel ( o aquella, of course) ,como bien dice el refrán, «sarna con gusto no pica» y al que le pique que se arrasque , y quien quiera entender ( en sentido etimológico) que entienda.
Más ciudadanos, ciudadanas, ciudadanes, ahí esta la Navidad…y tal…
(c) by Vicente Huici Urmeneta