CASTELAO ( unas palabras de)

«Así, los que no creemos que la unidad española sea anterior ni superior a su variedad, somos unos canallas. Los que creemos que el sistema unitario y centralista causó la ruina material y moral de España, somos unos falsarios.Los que no queremos someternos a la violencia asimilista que iniciaron los Austrias y Borbones, somos unos insurrectos…Los que creemos que el sistema federal puede resucitar las mejores virtudes de la tradición hispana, somos unos traidores».

Alguien podría pensar que estas palabras están extraídas de algún reciente discurso parlamentario.

Pero no es así. Están escritas en 1935 por Alfonso Rodríguez Castelao, durante su destierro funcionarial en Badajoz bajo el gobierno de Alejandro Lerroux, y que luego se reprodujeron a modo de prólogo en aquella obra fundamental del galleguismo político que titulada Sempre en Galiza se publicó en 1944.

Y lo sorprendente de estas palabras es su vigencia actual, y con ella la constatación del gran agujero negro institucional que supuso la dictadura franquista, más allá de la interrupción abrupta de la dinámica social, cultural y artística , cercenada por una represión criminal y vengativa.

Que de nuevo los argumentos se repitan pasado casi un siglo y que las actitudes se manifiesten tan análogamente enfrentadas y brutalizadas, debería hacernos reflexionar a quienes vivimos en la pell de brau.

Quizá ya es hora de resolver de una vez por todas la adecuada estructura del Estado sin mayores principismos, miedos ni intrigas…

( Escrito con ocasión del Día da Patria Galega)

(c) by Vicente Huici Urmeneta

Publicado por

Vicente Huici Urmeneta

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

Un comentario en «CASTELAO ( unas palabras de)»

  1. Efectivamente, quizás sea ya hora de resolver de una vez por todas la adecuada estructura del Estado sin mayores principismos, miedos ni intrigas. Recordemos que la Transición española fue una reforma y no una ruptura de régimen, porque no se desfranquitizó. España redactó una Constitución que se convirtió en un símbolo sagrado intocable, políticamente irreformable, tutelada por y para el estamento militar, sobre todo con respecto a los aspectos relacionados con el modelo territorial, Catalunya y el País Vasco…con lo cual hay una renuncia a hacer política y al reformismo. Una situación que contrasta con el que sí sucedió en la vecina Portugal, donde la política patriótica fue disuelta y, además, enviada a juicio.

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