
«Voy en un tranvía demorándome, como es mi costumbre, en fijarme en todos los detalles de la gente que tengo delante. Para mí, los detalles son cosas, voces, frases…»
Este breve párrafo pertenece al Libro del Desasosiego, de Fernando Pessoa, pero podía pertenecer a El quadern gris de Josep Pla o , incluso, a alguno de los dietarios del hoy olvidado Peter Handke, por ejemplo a Ayer, de camino.
Todos ellos, en algún momento de su extensa obra, han dado cuenta de una vida cotidiana alejada de mayores trascendencias, en la que los menores aspectos se convierten en acontecimientos y en los que La Historia, que siempre, dicen, absuelve o condena, se difumina en pequeñas historias.
Predomina así la duración sobre el tiempo del reloj sin que pueda ser abducida por ningún significado mayor de alg´ún dios celeste o terrestre, al cabo un deus ex machina.
Pero con la pérdida de toda trascendencia y en esa atención flotante consecuente se entra en aquel mundo de la pseudoconcreción del que hablaba el hoy también olvidado Karel Kosij que, junto con Agnes Heller ,intentó dar cuenta de los cambios sociales que se nos avecinaban con el cambio de milenio.
Pero a veces, como en estos momentos, algunos hechos,tal como nos llegan a través de ese zoon elektronikón en que nos han constituido los nuevos medios de comunicación, desvían la atención de los detalles menores y cotidianos hacia los detalles mayores porque se presentan como ineludiblemente dramáticos.
Tal es el caso de lo que está sucediendo en la franja de Gaza que, independientemente de suponer en el registro de La Historia un episodio más de la reorganización del Sistema u Orden internacional surgido de la Segunda Guerra Mundial, resulta una cruel matanza retransmitida en directo, día a día, hora a hora. casi minuto a minuto.
Y así, sin quererlo o desearlo, en algunos casos lo trascendente vuelve como indignación y se formaliza en acción, una acción que además puede ser acaso la última oportunidad para que la izquierda progresista tenga un eje de articulación frente al iliberalismo rampante.
Y por este camino en el que la intensa vivencia de los mínimos detalles alterna con la no menos intensa de los detalles mayores parece que circula la lucidez en esta década del siglo XXI…
(c) by Vicente Huici Urmeneta