Se cuenta que en un Congreso , un filósofo post-moderno estaba exponiendo con alegría la última variante de su pensamiento cuando desde un pasillo llegó una voz grave y reposada que decía : » Fe-no-me-no-lo-gía, pá-gi-na cien-to vein-ti-dós…»
Viene lo anterior a que la afirmación de que la verdad no es una substancia sino un sujeto, que se puede encontrar al comienzo de la Fenomenología del Espíritu ,de Hegel, siempre me ha parecido muy sugerente.
Pues desde ella se puede comprender que la verdad no es algo sustantivo que haya de desvelarse removiendo capas de mentiras e intereses, sino más bien algo variable y proactivo sin solución de continuidad.
Y si a todo esto se añade que, también para Hegel, tal verdad sólo se puede manifestar como concepto, es posible entrever que la verdad es un proceso de conocimiento sucesivo y colaborativo, muy alejado de una concepción estática y definitiva que siempre precisa de un guardaespaldas metafísico.
Todo esto, creo yo, debería tenerse muy en cuenta a la hora de pretender acercarse a la verdad, sobre todo en relación a lo histórico, sea hablando de ETA o del Franquismo, o de la última Guerra Civil.
Pues sólo así, colectivamente, consensuadamente, con auténtico deseo y necesidad de comprensión, se podrán apartar del camino las tendencias a la imposición de relatos siempre interesados, con la excusa de hacer aparecer La Verdad Única, esa verdad como sustancia , herencia de la teología medieval que ya Hegel, hace muchos años ,despejó del pensamiento moderno…