Como en un muelle próximo han desembarcado tres mil ( 3.000, por si hay algún cuantitativista) anglosajones coloraos, como el del chiste de las Ramblas – ¡ Y a ti te parió una gamba!- le he preguntado a Ignatius que lleva lo que antes se llamaba un colmado, si ha hecho más negocio.
Me ha dicho que no. Que quizás haya vendido alguna botella más de agua, pero que, según le han dicho, a cada colorao les dan un vale que vale diez (10, por si hay algún cuantitativista) euros para que vayan a determinadas «tabernas baskas» y obtengan a cambio dos vinos y un pintxo para compartir. Todo ello, añade mi consultado, tras una charla introductoria por tandas, celebrada en uno de los salones del baile del crucero, en la que se les advierte severamente a los coloraos que pueden ser timados a la vuelta de cada esquina si no se hacen con uno de los preciados vales.
Hecha la compra diaria y pagada – y no como en esos Grandes Almacenes en los que tienes que suplicar de rodillas que alguien te cobre , descartada la idea de salir sin más con el género entre tantas cámaras ocultas y detectores de lo que sea – me he dirigido a comprar el diario que leo en papel – voy cambiando y lo alterno con los que leo en el ordenador. Inquirido al efecto el quiosquero de guardia, don Antonio, este me ha hecho saber que tampoco ha apreciado mayor incremento de líquido salvo el relativo, una vez más, a la venta de alguna que otra botella más de agua…Ah, y ,eso sí, un montón de chiclés.
Así que agua y chiclés, repetía para mis adentros cuando he llegado a la altura del hostel en el que se alojan todos los fines de semana simpáticas cuadrillas de jovenzuelos ( y jovenzuelas, of course) vestidos de penes y coños en lo que diz que son despedidas de solteros/as.
Y he aquí que me han parado dos coloraos que han debido suponer que por mi pinta de wasp podía entenderles. » The Concha, please?» Les he sonreído amigablemente- más que todo por lo del Brexit…o por lo del Huawei- : » There is no Concha here. This is Bil-ba-o. Here you can go to the Guggenheim…» Se me han quedado mirando como si les estuviera engañando… Y ella ha dicho: » Fine, and Michael Kors?» Y yo : » No idea…»
Me he despedido y he subido a casa. Tras el descoloque ajeno y mentado , y como últimamente hay quien sitúa a Getxo en el corazón del territorio gipuzcoano o anejo a la estación de ferrocarril de Vitoria-Gasteiz, he dudado de mi «posicionamiento» y he abierto mi smartfone-cabe-mano – que diría un discípulo de don Martín Heidegger. Tras mirar en Google-maps , me ha consolado y mucho saber que estaba efectivamente donde pensaba que estaba…
Todos somos paletos y despistados cuando compramos un paquete turístico, amigo Huici. Para muestra el botón de la foto con la que adornas esta columna.
Feo ese tono de… ¿superioridad? que se trasluce en tus lineas sobre los «coloraos». El turismo de masas es una puta plaga, pero tan victimas son/somos los turitas como los lugares y ciudades que los sufren
Gracias por el comentario. Lo de los «coloraos» tiene que ver con el antiguo chiste del turista de Eugenio. ¿No lo conoce usted? Es un chiste simple y muy blanco…desde luego nada racista:
«Llega un alemán a Barcelona pensando en ligar, y le pide consejo a un amigo:
– Es muy sencillo. Cuando pase a tu lado una chica, tú le dices «¡Viva la madre que te parió!»
El alemán, que después de varias horas al sol en la playa de la Barceloneta se había quemado, se aprendió el piropo-mágico, y a la primera chica que se cruzó por las Ramblas, le dice con acento extranjero:
– ¡A ti te parrrió una madre!
Y le responde la chica:
– Y a ti una gamba, bandarra…»
Las autoridades vascas han hecho un terminal de lujo para acoger a los cruceros. También podrían hacer o ofrecerles información sencilla y de calidad sobre lo que pueden hacer y ver y de quienes y donde estamos… no creo que cueste tanto como la terminal.