Hay una chica nueva en la oficina…de la tienda a la que suelo acudir a comprar unos cuartillos de rooibos. La joven, alta,rubia, pizpireta, ha debido (de ) sustituir a una antigua empleada que, supongo, se habrá jubilado.
Como suele ser habitual, mientras pesaba mi recado, me ha cantado las novedades que habían llegado, entre ellas un té Darjeeling de primavera. Al verme interesado- a veces suelo comprar también esta variedad – lo ha dejado todo, ha ido hasta un estante que había tras ella y ha traído una gran caja metálica sobre la que se mostraba una figura del Himalaya.
«Huela, huela…». Olía bien, quizás demasiado a hierba. «Vale, voy a probarlo» he dicho como quien no decía nada. «Bueno, es que los cien gramos salen a 38 euros…», ha dicho con una sonrisa forzada. Y yo: «pues entonces, no, me parece demasiado caro…». «Ya», ha respondido ella con una mueca de disgusto, «… es que es para gente muy exquisita…» .He estado a punto de responderle con un exabrupto , pero me he contenido , debido sin duda a la educación que recibí in illo tempore en un colegio de los Hermanos Maristas.
Nunca he soportado la mala educación, esa manera de tratar al otro ( o a la otra, of course) como si no existiera o fuera gilipollas. Ya sabemos que en todos los lugares hay gente que no tiene «mayores habilidades sociales» – como se dice benevolamente ahora – o que no «sabe gestionar las situaciones»- como también se dictamina últimamente con un toque tecnocrático. La lista sería interminable y los maleducados y maleducadas sobreviven en el magma espurio de lo alegal o en la permisividad siempre interesada de lo ilegal impune – hace poco hablaba de los ciclistas enloquecidos,
Por eso no me arrepiento nada , pero nada de nada, de que desde pequeño me obligaran a dar besos, a saludar, a dar los buenos días, las buenas tardes o las buenas noches, a ceder el paso y el asiento, a mirar a la cara, a pedir por favor y a dar siempre las gracias…Aunque pensara que el otro (o la otra), no se lo mereciera.
Pero, claro,ya sé que soy de otro siglo, del siglo pasado sin ir más lejos…