La aurora toca los húmedos tejados con sus dedos rosados. Abro la ventana y una breve racha de viento norte me golpea el rostro. Cierro los ojos. Aspiro y expiro profundamente. A lo lejos suena una campana perdida y abro los ojos. Desde el bar de abajo me llega el olor a cafe recién hecho. Me asomo a la ventana.Un joven con los cascos de música puestos está repartiendo algunas barras de pan y unas bandejas de croissants. Por una esquina aparece una joven embutida en un largo abrigo paseando un perro melancólico. Al final de la calle se enciende una luz. Veo al quiosquero metiendo los atillos de periódicos. Un señor mayor, pitillo en mano, sale del quiosco con un periódico doblado bajo el brazo. Comienzan a pasar los primeros coches, lentamente, como si no quisieran hacer ruido.Sus luces blancas y rojas aparecen y desaparecen rítmicamente combinándose con el rojo , verde y ambar de los semáforos. La torre de Iberdrola se ilumina de pronto opacando el fulgor de las últimas estrellas. Las farolas de la calle se van apagando. Desde atrás me llega el estruendo de un camión de la basura que está vaciando varios contenedores, uno tras otro. Por fin lo veo pasar , grande y pesado, como si fuera un monstruo que estuviera desperezándose. Le sigue, al paso, una escuálida y alargada camioneta de limpieza que va repartiendo sigilosamente agua a diestro y siniestro. Alguien pone la radio en el piso de arriba. De entre la cantinela matutina, se repiten las palabras PCR, positivo, confinamiento y , sobre todo, mascarilla. Cierro la ventana y pienso aquello de «Amanece que no es poco…»
Ha amanecido usted poético, D. Vicente. Hermosa descripción. Buen domingo.
Algo, sí…Muchas gracias por el comentario.
Precioso el texto, D. Vicente.
Sólo una pregunta, y espero que no sea indiscreta : ¿Qué hace usted despierto a esas horas? No recuerdo haberle visto en la película de Cuerda en el papel de «el madrugador». Por cierto, no sé que habría metido José Luis Cuerda en la película de haber sospechado una situación como ésta del COVID-19.
Precioso el texto. Un saludo
Es que soy más bien de levantarme pronto.Será por lo que me decían en los hermanos maristas, aquello de » A quien madruga , Dios le ayuda». Por otro lado, ¡ qué buena pregunta para Cuerda! Muchas gracias.