Enciendo la tele para ver el noticiario del mediodía de TVE, pero, como siempre,veo las últimas secuencias del programa anterior : Como sapiens.
Mientras espero hojeando un periódico, oigo que el presentador del programa anuncia que un experto hostelero nos va a explicar cómo abrir una botella de vino en casa sin tener sacacorchos.
Me puede la curiosidad y vuelvo la vista hacia la pantalla: aparece un tipo con barba de hipster y mirada alucinada que , exhibiendo un mini- soplete, lo aplica a la parte superior de una botella mientras explica que el calor hará salir el corcho, lo cual que ocurre cuasi milagrosamente.
El presentador de Como sapiens se despide tras soltar un par de gracias y se da paso al informativo.
Me quedo con cara de tonto al darme cuenta de que no tengo un mini- soplete, pero me siento mejor al recordar que tengo un sacacorchos simple y manual.
Comienza el Telediario y se suceden las informaciones apocalípticas sobre la pandemia que nos rodea.
Y, no sé porqué, pero siento una extraña continuidad entre el fin del anterior programa y el comienzo del siguiente : la continuidad de un embeleco global.
De ese embeleco, traza o engaño que pretende sustituir el sacacorchos general básico y la información general básica cualitativa sobre el COVID-19, por un mini- soplete hipstérico- estúpido y la información alterna, tumoral y cuantitativa sobre la pandemia…
¡ Embelecos!
Llevo como tres años sin ver un telediario. Haga la prueba don Vicente, ya verá como se puede vivir sin ello y estupendamente.
Probaré…
En España se valora mucho saber abrir una botella y maridar su contenido con una comida.
En España y en Euzkadi, el número de locales de hostelería es de uno por cada 170 ciudadanos.
Sólo Chipre que es muy pequeñajo y deforma la contabilidad supera al estado español en tascas, bares, restaurantes, mesones y demás locales de restauración.
En el estado español hay más locales de restauración que en todo Estados Unidos.
Por eso cuando leo que los hosteleros de la CAV «exigen» al Gobierno Vasco que no tome más medidas de restricción de horarios y aforo por la pandemia no puedo evitar sentir un poquito de desasosiego.
Mientras las industrias aplican ERTES y los trabajadores se van a casita (qué remedio), los hosteleros llevan desde Marzo dando la matraca todos los días sin asumir que sobran muchos muchos bares.
¡Es el mercado! que diría Rato! Eso y el virus, que es abstemio.
Si Alemania exporta Siemens, Wolkswagen, Bayer, SAP, Nivea, Porsche, Audi… España vende cafelitos, por decirlo rápido. Es su fuerza en la balanza comercial, y la que nos salvaba el empleo todos los veranos.
Y la hostelería abre botellas con minisopletes (probablemente importados de Alemania). Por eso la hostelería importa mucho (además de ser una exportación), y el sector hotelero es vital para el Sepla y Lanbide. Que no se caiga, que se necesitarán más funcionarios.
Creo que deberían pensar algo para subvencionar esta actividad tan productiva que se va al garete. Y el nivel de ayudas debería concordar con su beneficio bruto declarado en el 2019. Repito y aclaro: El declarado.
¿Pero estamos locos o qué? ¿Pretende usted que la gente monte fábrica con lo que cuesta eso, por no hablar de las inversiones en I+D, maquinria, etc. con lo fácil que es montar unbar, contratar inmigrantes por cuatro duros y a ganar pasta? Eso lo harán los alemanes, que son gente muy rara; pero aquí somos «listos» y sabemos vivir la vida. ¿Que luego viene una crisis así y el país se va a tomar por saco? Pues nada, pensamos que es cosa de la amla suerte y ya pasará.
Parece mentira…