«Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante,detrás…¡Un,dos tres!». Así se cantaba el baile de La yenka durante aquel verano del 65 en dura competencia con La chica ye-yé de Conchita Velasco, mientras más allá de las fronteras del franquismo tecnocrático sonaba, por ejemplo, (I can’t get no) Satisfaction de unos casi inmóviles Rolling Stones.
Yo tenía diez años y habría de esperar todavía tres para enjugar las lágrimas de mi abuela Agapita mientras veíamos a Julio Iglesias cantar en la TV en blanco y negro, aquello de «la vida sigue igual» que encabezaba mi anterior columnilla y que me ha puenteado hasta aquí el comentario de un buen amigo.
Época ye-ye, sí. Pero el esquema mental de aquel baile debió de quedárseme en el cerebro reptiliano, acaso porque en espacial metáfora, tras varias vueltas, uno acababa tres puestos más adelante de donde se encontraba al principio, lo cual que era una promesa, aunque tímida, de liberación.
Quizá por ello, cuando, cuatro años más tarde, fui captado ( avec plaisir) por una sierva de Stalin para militar en la conjura judeo-masónica disfrazada de comunismo -internacional-pagado-con-el-oro-de-Moscú, no me resultaron nada extrañas las tesis del camarada Vladimir Ilich Ulianov (a) Lenin, expuestas en su libro Un paso adelante , dos pasos atrás, en el que criticaba duramente el revisionismo menchevique que, amagando ir hacia adelante, tiraba de la manga chaquetera hacia atrás.
Posteriomente, ya en fase post-maoísta ( ah, mon Dieu! )estas dos referencias espaciales se me fueron cruzando en una balumba infernal, y no hago mas que descubrir mencheviques bailando la yenka, o sea dándole a lo de «izquierda, izquierda, derecha, derecha» sin moverse del sitio por aquello de salir en la foto.
Me decía otro sí el mentado querido amigo y agudo corresponsal que hubiera hecho mejor en escuchar en mi adolescencia rochapeana aquello de «The times are a-changing» del reciente Premio Nobel Bob Dylan, muy popular en aquellos tiempos en los ambientes alternativos. Es posible. Pero entonces, y durante todavía muchos años, no veía yo mucho atisbo de cambios…Así que me quedé con La Yenka.
Y la verdad, que me ha sido de cierta utilidad sobre todo para descubrir neo-mencheviques de esos que practican solapadamente “el cinismo, a veces disfrazado de un pragmatismo disfrazado de eficacia histórica disfrazada de la virtud de la prudencia” ,como decía el también trans-comunista Manuel Vázquez Montalbán…
Excelente el artículo.
Muchas gracias.
Lo valioso sigue siendo lo inmarcesible, aunque a veces se entienda mal. Aunque nos movamos entre un sublime ridículo y un ridículo sublime.
GRACIAS
Gracias a ti, Aurelio, por el seguimiento.
Lúcido, didáctico y desvelador de conductas y evoluciones.
Gracias Don Vicente.
Muchas gracias.