Cada vez que, durante la pandemia del COVID-19, se intenta legitimar una medida de restricción de la vida cotidiana se argumenta, según se dice, científicamente. Curiosamente, las Ciencias que se tienen en cuenta son solamente las que pertenecen a las diversas variantes sanitarias, desde la Virología hasta la Epidemiología .
Parece así que en estos lares todavía se concede el título de «ciencia» exclusivamente a aquellos estudios cuyos resultados pueden expresarse bajo forma numérica, incluyéndose en este ámbito a la Economía, una Ciencia Social relevante, pero no tanto como para estar representada en los comités técnicos que asesoran científicamente a los políticos.
Pero, nada, por supuesto, de integrar a la Psicología, la Sociología o la Politología, Ciencias que pretenden comprender más que explicar – en terminología de Max Weber- otro tipo de fenómenos ( ¿ colaterales ?) de la pandemia como la tristeza o la depresión , el aislamiento social y las exacerbaciones colectivas, o la falta de un liderazgo eficaz, más carismático por su presencia entusiástica que por sus admoniciones monjiles.
Este último aspecto, el político, debería dar mucho que pensar a quienes detentan el poder, pues, en muchas ocasiones ,y reiteradamente, se trata a la ciudadanía como irresponsable cuando se la ha elogiado como sumamente responsable a la hora de votar , y se le está trasmitiendo una culpa, por ejemplo, la de la saturación del sistema sanitario, algo que debería haber sido previsto precisamente por la Política (sanitaria).
¿Para cuándo, pues, contar también con estas Ciencias en los lustrosos y a veces autistas comités asesores científicos?
Por favor, deje de utilizar el término autismo para describir situaciones, términos o adjetivos que nada tienen que ver con los trastornos del espectro autista. Es un asunto muy serio y resulta ofensivo. Gracias.
Las expresiones «autismo» y «autista» no tienen que ver exclusivamente con el «trastorno del espectro autista», como así lo manifiesta el diccionario de la RAE. Por lo tanto, creo que su utilización en este contexto es ajustada y no debería suponer nada ofensivo salvo para quienes, por incultura, se confunden o intentan confundir.
Es evidente que el término ‘autismo’, aquí nada tiene que ver con trastornos neurologicos o psiquiátricos. Las palabras polisémicas existen, no?.
Así es. Y en este caso alude a esa autorreferencia ( autós) tan frecuente como parcialísima de cada «ciencia».Gracias por el comentario.
Los políticos que prefieren un país de «idiotas» -palabra también polisémica, y con una etimología bien clara- dan miedo, y más si están en el poder o dominan medios de comunicación
«Haz un país de idiotas y votarán a un idiota» (Michael Moore, director de cine)
¿Qué fácil, no?