Las últimas consideraciones aquí manifestadas sobre algunos aspectos de la respuesta que se está dando a la pandemia del COVID-19 han generado , como era de esperar, una cierta polémica.
Con el ánimo de sintetizar las lineas generales de lo anteriomente expuesto se proponen las siguientes sugerencias:
- Valorar la oportunidad de incluir en los comités asesores de las autoridades políticas a profesionales de la Economía, la Sociología, la Psicología y la Politología, dado que,tras un año, la crisis generada por la pandemia no es ya solo sanitaria.
- Reflexionar sobre el liderazgo que acaso debería abrirse hacia un estilo más positivo y dinámico, abandonando la negatividad y la admonición monocorde, sin que necesariamente deba coincidir con la jerarquía política que, por otro lado, no debería tomar la situación como una ocasión para abducirse en autoritarismo autónomo.
- Tener en cuenta que el poder ejecutivo, en cualquiera de sus niveles, es un poder más, sometido siempre a la sanción del poder legislativo, y vigilado, en todo momento, por el poder judicial, ante el cual, desaparecida la figura clásica del «desacato», cabe la crítica razonada, nunca ad hominem, como también la reprobación o el recurso, pero en cualquier caso desde el más exquisito respeto, como corresponde a un sistema verdaderamente democrático.
Es de esperar que lo anterior aclare algunas de las dudas y comentarios suscitados y que se suponga, siempre, la buena fe.
Recuerdo lo que en cierta ocasión comentó sobre Pareto. Los humanos, la mayoría de las veces, tomamos las decisiones en función de sentimientos, posteriormente las damos una pátina de razonamiento para así quedarnos tranquilos.
Recuerdo, en efecto, las teorías de Pareto.Pero no veo la relación con todo esto.Todavía casi nadie ha racionalizado nada.Ni siquiera en el sentido del italiano.Continúa la sucesión de indignaciones inútiles e hiperbólicas…
Porque creo que en el fondo hay un rechazo íntimo a que «su» gobierno se equivoque o haga algo mal. Como eso no puede ser lo rechaza de plano -el sentimiento- y después busca algún razonamiento que otro para argumentarlo.
Totalmente de acuerdo contigo. Ese reflexionar sobre el liderazgo del punto 2, me hace sospechar que es fácil ser líder en tiempos de bonanza pero que en las crisis es donde tienen que demostrar su auténtico liderazgo y que a lo mejor no es tal.
Egunon, Vicente.
Supuesta, con rotundidad, la buena fe, creo que los 3 puntos que propones son difíciles de insertar, ninguno de los tres, si bien alguno más que otros, en la situación actual.
¿Que porqué digo ésto? Por que creo que, en muchos casos, y especialmente entre los partidos políticos, el Covid no ha sido más que el catalizador de un proceso que se había iniciado hace algún tiempo.
Creo que se puede entender que un partido, el que sea, al llegar al poder intente modificar, e incluso sustituir, normas de funcionamiento anteriores, por concepciones sociales.
Pero cuando lo que se quiere es cambiar leyes para evitar el control judicial e incluso el poco control que los ciudadanos podemos tener, reducido a votar cada 4 años, en un intento de fortalecer al poder ejecutivo (recordemos que las fuerzas del poder ejecutivo, como norma, son los mayoritarios en el poder legislativo), sólo pretenden, o lo parece, tener las manos libres para hacer lo que acertada o erróneamente consideren ante una pandemia, o ante cualquier otra situación no necesariamente excepcional, incluso si con ello algunos derechos y/o libertades caen bajo el fuego amigo. Nada nuevo.
Fujimori, como antes Hitler (sin pretender hacer comparaciones lesivas para nadie) también ganaron las elecciones. Lo grave fue lo que hicieron después.
Lo malo de todo es el resultado a nivel social. Un resultado que nos lleva a situarnos, frente a la pandemia, y frente a las situaciones cotidianas, polarizados en nuestros planteamientos, siendo con ello cada vez más difícil poder acercarnos o interactuar con quienes tengan planteamientos diferentes y que nos lleva a cambiar el «todo es de color» por el todo es blanco… o negro.
Lo grave es que todo esto no ocurre sólo a nivel político, sino a nivel de escalera, de patio compartido, de calle…
Las cosas se pueden hacer bien o mal, pero es muy importante que se hagan de la manera adecuada.
Un saludo.
Gracias por el comentario. En efecto, creo que los efectos psicosociales de esta pandemia pueden llegar a ser tan graves como los sanitarios y, por su puesto, los políticos .Por ello supongo que que ir hilando muy fino en todo momento.
Así es, estimado colega. Hay que saber estar a las duras y a las maduras , y sino, ceder la responsabilidad.
Sin duda…Aclarada la cuestión.Gracias.
Totalmente de acuerdo en que más que expertos en marketing político, el liderazgo incluya consultar con profesionales acreditados de la psicología, sociología y politólogos.
Lo increíble es que no se haga así.
Gracias, Vicente.
Pues sí, resulta increible, estimado Aurelio. Pero todo indica que que la dinámica política, tan acentuada en estos momentos por movimientos tácticos, va a tender más hacia el enroque: la propuesta de una «Ley Vasca Anti-Pandemia» es una buena muestra de ello a pesar de que no haya que reflexionar mucho para darse cuenta de que quedará en un brindis al sol si se desmarca de la legislación española vigente.