«¿ Y a ti, qué filósofo te gusta más?». «Nietzsche, sin lugar a dudas».»Ya, pero ,¿ no es mejor enfrentarse a un Hegel?».
Preguntaba Antonio Escohotado y respondía yo , los dos en voz baja, mientras paseábamos arriba y abajo haciendo la guardia de un exámen de la UNED.
Este primer diálogo, casi una declaración de principios, transcurría a finales de los años ochenta (del siglo pasado) cuando yo era profesor- tutor de una asignatura de la que él era responsable, una «Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales» – y cuyo grueso manual, se decía, lo había escrito en Ibiza, en un solo mes, y ayudado por unas cuantas pastillitas de colores.
Pasaron los años, y nuestro vínculo continuó vigente gracias a aquella asignatura , de modo que fuimos coincidiendo en numerosos Congresos y Jornadas , a los que siempre acudía con una Corte de seguidores y seguidoras.
Poco a poco, y en la medida en que yo iba abandonando mi estructuralismo genealogista – eran tiempos en los que reinaba Michel Foucault- y entré en una fase de escepticismo con tendencias místicas, pude ya entablar un diálogo de tú a tú, siempre respetuoso y en ocasiones divertido, en el que Antonio insistía una y otra vez en el buen manejo de sustancias diversas para la supervivencia en la vida cotidiana y en el despliegue intelectual, y yo, tímidamente apostaba por las endorfinas y otros neurotransmisores autogestionados. Todavía puedo oírle aquello de «Pero, bueno, Peli, ¿para qué tanto esfuerzo sobre el zafú y en el control de la respiración, si puedes obtener los mismos resultados en una par de minutos con una de estas pastillas?
Lo probó todo, o casi todo, y de ello dejó una buena crónica en su Historia general de las drogas (1989) , sin olvidar un a modo de manual de uso que se tituló Aprendiendo de las drogas (1995). Pero , en el camino, fue dejando obras estelares que abrieron nuevos surcos en el pensamiento contemporáneo, siendo una buena muestra de ello El espíritu de la comedia, Premio Anagrama de Ensayo en 1992 o su monumental monografía Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad (2008-2014).
Hoy, 21 de noviembre, ha fallecido a los 80 años, y más allá de sus libros y de su siempre polémica figura, resuena en mi cabeza aquella su primera pregunta: » ¿ No es mejor enfrentarse a un Hegel?». Y, por ahí ando, intentando detectar al Hegel omnipotente de hogaño…
Sólo leí de él Historia de las drogas que tengo en mi biblioteca
Una obra muy interesante, equidistante y crítica. Gracias por el comentario.
Yo creo que el filósofo filosofa o sea, se hace preguntas, e intenta darles una respuesta, su erudición no importa, porque los eruditos se hacen preguntas??, si no tiene tiempo¡¡¡ todo el día leyendo todos los libros de la humanidad, para saber……..por otros que adem´ás son de otros tiempos.
Los que pregonan las ideas de filósofos no tiene ideas, preguntas y respuestas propias, que es lo suyo.
Y así asisitimos a artículos, que no son mas que un sucesión interminable de citas de gente insigne, y al final dicen » me tiro un pedo» y claro después de todas las citas de todos los habidos y por haber del mundo parece que tiene sostén…..pues no¡¡
El filósofo no es el sque abe lo que han dicho unos filósofos, sino el que se hace preguntas a descubierto e intenta darles una res`puesta, la suya.
Pues si alguien se hizo preguntas, ese fue Antonio Escohotado.
Lo de la legalización de las drogas es una majadería, sea quien sea quien lo diga¡¡ si el caballo se vende en los estancos, como en Afganistan tienes una sociedad absolutamente narcotizada y tirada por el desague. La oferta crea demanda y habiendo oferta tarde o tempre
ano es fácil que caigas.
Y la María o el hachis engancha y crea adicción y surgen enfermedades mentales. Psicosis.
El Alcohol, no tiene nada que ver con esas drogas. LLeva con la humanidad miles de años.
Estimado Gato: Te sería de gran utilidad la lectura de alguno de los libros de Escohotado para matizar tus afirmaciones.Por ejemplo: Historia general de las drogas.
No me hace falta. los jóvenes simpre quieren imitar a los mayores, porque es su únco patrón, y los bajones de las pèrsonas tiran de lo que les alivie. Pero es mejor sufrir que tirar de eso que nos alivia. Pero esa disciplina, exige madurez, es dificil, SI HAY OFERTA HAY DEMANDA si eso Escohotado no lo entendió, pues está muy equivocado. AHora son los opiáceos sintéticos, no sufrir, la plaga en USA, la destrucción de la voluntad y del género humano, que es la adicción esclava. Tengo la seguridad que Escohotado, que tomaba drogas? porque si lo hacía carece de objetividad. En todo caso, alguien libre del consumo, tiene credibilidad para proponer la legalización, son consumidores quien proponen la legalización? a quien sirven?aparte de las consecuencias geopolíticas, y políticas, o acaso las drogas no son un elemento geo`político, y una legión de chivatos.
Si no hay drogas no hay drogadictos, habrá medicamentos para los enfermos. Pero no drogas hedónicas, una tentación demoniaca.
Usted mismo.