Hace ahora 4 años participé junto con Jon Bilbao en la presentación de libro de relatos Las madres secretas de Mónica Crespo.El acto fue muy sugerente sobre sobre todo por el debate que se suscitó entre el numeroso público que había acudido.
Tras este largo período y una virulenta pandemia de por medio, he releído algunos de los relatos del libro y me he reafirmado en lo que entonces ya apunté: que , más allá de una obra poliédrica sobre la maternidad, se trataba de una apuesta estrictamente literaria puesto que mayormente era intransferible a otro soporte, por ejemplo , al audiovisual.
Es más que probable que esta característica fuera la que otorgó a la obra la condición de Finalista del XV premio Setenil 2018 y del 40º premio Tigre Juan 2018.
Pero, asimismo, he vuelto a darme cuenta de que la radicalidad de la propuesta de Mónica Crespo solo pueda ser comprendida, desde el momento de su publicación, en el contexto de la larga discusión entre Vicente Verdú y Manuel Rico, en la que el primero reivindicaba la mentada intransferibilidad frente a tanta narrativa elaborada estratégicamente para su conversión final en guión cinematográfico, televisivo o serial- sin que, por otro lado, en nada desmerezcan los elaborados ad hoc.
Así , a pesar del tiempo transcurrido, y de que su autora continúe escribiendo y animando diversos talleres de escritura ( entre ellos ,el de ALEA en Bilbao) , Las madres secretas permanecerá como una lectura pendiente para quienes todavía esperan de la literatura el acceso a un camino singular…e intransferible.