De reyes y magos ( o «El porvenir de una ilusión»)

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Ayer, viniendo de Pamplona, quedé al mediodía con un amigo en el Café Dublín de la capital alavesa para recoger unos libros ( o dispositivos no-electrónicos de lectura. Fue una visita breve, pero al volver hacia el aparcamiento de la Catedral, me encontré en el Parque de La Florida con un belén gigante. Gigante de verdad  por el tamaño de sus figuras y por su  extensión. Movido por la curiosidad visité la gruta  en la que estaba colocado el nacimiento,custodiado por un vigilante de seguridad ya que algún colectivo anarquista autóctono había amenazado con secuestrar al buey – según pude escuchar que decía  una señora. Pero lo que más me impresionaron fueron las figuras de los Reyes Magos, cuya cabalgata , por cierto, se estaba celebrando a esa hora por las calles céntricas de la ciudad ( supongo que para que no coincidiera con algún evento deportivo.

Ya de vuelta a Bilbao, conduciendo tranquilamente por la autopista,estuve pensando  en lo curiosa que es esa tradición que te convierte en pecador antes de que abras la boca y a poco que la abres te cuentan una historia que luego descubres como el primer fraude: los Tres Reyes Magos de Oriente, ni eran tres, ni reyes ni magos ni venían de Oriente… y además son los padres ( y las madres. Así que luego no resulta extraño las vueltas y revueltas que da el personal, culpándose de todo lo  propio y ajeno , y sospechando a diestro y siniestro.

Lo más curioso de todo, sin embargo , es  que algunos supuestos modernos abandonan  a voces el culto al nieto de Jehová y caen de rodillas ante  el Buda, el «deus absconditus» del vacío de Oteiza o ante  las piernas de Williams, sin percatarse de que es muy posible  que luego venga un D. T. Suzuki simplificador, un Txillida armado con una fotocopiadora o que, sense procés, un testículo pueda alcanzar la independencia invirtiendo la produción de testosterona.

Mucho se ha pensado sobre todo esto y , más allá de Nietzsche, Durkheim, Weber o Bourdieu, acaso el que más acertó fue el amigo Freud en «El porvenir de una ilusión» concluyendo que la religión es… inevitable, sea en la forma que sea, tradicional, civil del XIX ( con sus nacionalismos y socialismos), civil del XX ( con el arte emancipado y el fútbol como deporte universal) o civil recientísima ( con la masterchefización desde la más tierna infancia. Sólo que, como siempre, habrá Dos Verdades, una para el Patriciado y otra para la Plebe.

Y sobre este punto los avisos han venido desde lejos. Ya Platón dejó muy claro que si quien habiendo salido de la Caverna y visto el Sol, pretendiera volver a la oscuridad para liberar a sus compañeros, sería tomado por loco y probablemente asesinado. Y más recientemente, Baltasar Gracián lo dijo, como él lo solía decir, bien clarito: » Mas vale loco con todos que sabio a solas».

Pues eso,  que cada uno y cada una se haga sus cuentas  y que sus dioses (y/o diosas, of course) le sean propicios.

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

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