Al tradicional tono de voz alto tan hispano ( los vasco-iberistas deberían también investigar esta cuestión), se suma ahora el cruce estereofónico de las conversaciones de los teléfonos móviles
Querido lector, querida lectora, mi hermano, mi hermana, he recordado hoy lo que un día escribí pensando en tí y que decía así:
«Voy en el metro camino de Plentzia, de visita familiar. Es sábado y mediodía. Por la ventana entra una luz radiante que contrasta con la bulla que se oye dentro del vagón.
Al tradicional tono de voz alto tan hispano ( los vasco-iberistas deberían también investigar esta cuestión), se suma ahora el cruce estereofónico de las conversaciones de los teléfonos móviles. Parece ser que de tan pequeños que se han hecho y en no teniendo ya cable umbilical alguno, a muchas gentes les sale una duda desde su arqueocerebro:la duda de si acaso no serán bien oídos ( escuchados sería mucho decir). Y por ello hablan a gritos, y como los demás también gritan, entonces gritan más.
Así me he podido enterar de lo siguiente: de dos operaciones de próstata (una ha salido bien , la otra, no); de la nota de corte para acceder a los estudios de: Medicina, Ingeniería Industrial, Educación Infantil y Trabajo Social; de un desastre amoroso ( en este caso , al alternarse los gritos con los sollozos no me he aclarado mucho); de las ventajas de los aceites esenciales; de lo bueno que está un actor que, probablemente debido a mi edad, no conozco; de que hay una campaña mediática contra los sanfermines…y todo esto en menos de una hora.
Anda el personal muy preocupado por las grabaciones aleatorias e indiscretas de las cámaras de seguridad o por la información que se transmite por las redes sociales…O porque Google acumule tantos datos y luego los venda o los entregue sub iudice…Pero yo creo que con un par de viajes en metro al día, bien planificados y con objetivos muy claros, un «secreta» de los de antes ya tendría ganado su sueldo«.
Aquel suelto , de 2016, tenía por título «Pelí dans le metro» y evocaba una película inolvidable ( para mí, of course): Zazie dans le métro (Louis Malle, 1960), pero si hoy lo he recordado es porque en siete años , y con la pandemia del COVID-19 de por medio, la situación allí descrita se ha democratizado radicalmente .
Sin ir más lejos, durante mi compra mañanera , en la cola del super he estado escuchando lo que en principio me parecía un mero programa radiofónico, después el sonido de una telenovela …hasta que he comprobado que la joven que tenía delante estaba explicándole con pelos y señales a alguien un desastre amoroso a través de uno de eso adminículos auriculares que antes solo se veían en las películas de espías, de guardaespaldas o de «fuerzas especiales».
Y lo de «pelos y señales» no es una manera de hablar ni el recurso a un tópico narrativo, pues me he enterado- y conmigo toda la cola- de que «la tiene pequeña», de que «le huelen muy mal los sobacos» y de que tal como van las cosas la sujeta iba a «usar el satisfyer» y a «olvidar a esos pendejos»…
Pues eso (también) que diría un Umbral.
(c) by Vicente Huici Urmeneta
He echado unas risas, algo que le agradezco mucho. Creo que el término hortera define bien ese ambientillo y a una parte de la ciudadania en continua expansión. ¡ Qué le vamos a hacer!
Con una sonrisa ya me quedo contento, así que con unas risas…¡Gracias por el comentario!
Pasadizo ederra gaurkoa.
Dispositiboekin, orain dela ez urte asko kaleko bankuetan, iluntzean telefono fijoen bitartez, tabernetan edota leihotik leihora ematen ziren elkarrizketak, gaur egun ubikuoak dira, unibertsalak, Mendekostearean antzekoak.
Tele-errealitatea.
Dispositiboak gainerako zenbat entzule zenbatzeko gai izango den momentuan, beharda sponsorrak agertuko zaizikigu, batek daki.