Esta es la pregunta que se plantea el siempre lúcido Vicente Verdú en su columna de los viernes, titulada Corrientes y Desahogos. En ella se hace eco de la investigación de José María Juarranz, en la que , al parecer, se demuestra que , frente a lo que hasta ahora se había pensado, el» Guernica» de Pablo Picasso fue en realidad un apaño del pintor para cumplir con el compromiso adquirido con el gobierno español , reutilizando materiales previos de carácter autobiográfico que nada tenían que ver, como luego se ha repetido una y otra vez con Gernika ni con el bombardeo del 26 de abril. Y que la asignación de tal título al cuadro » provendría de la exclamación que uno de los nacionalistas vascos hizo al visitar su estudio en 1937″.
Estas afirmaciones pueden conllevar, desde mi punto de vista, tres consecuencias. Una inmediata, otra a medio plazo y una final que se diluirá poco a poco en los próximos años. La primera sería la deslegitimación de la reivindicación política del traslado del «Guernica» a Gernika: si dicho cuadro, en realidad nada tiene que ver con la villa vizcaína, no tiene ningún sentido su reivindicación ( por otro lado, ya caída en desuso.
La consecuencia a medio plazo tendría que ver con la función desmitologizadora de la ciencia, siempre atenta a dar palos a las ideas recibidas. Aún así cuando la ciencia , en este caso histórica,dilucida aspectos tangenciales (como la fecha de la muerte de un rey o el precio del trigo en un determinado periodo) el efecto no tiene mayor trascendencia; pero cuando afecta a aspectos nucleares, como la identidad, genera una polémica en cascada en la que la idea recibida siempre tiene las de perder, pues frente al «no datamos» siempre habrá , y para todo, una datación. Al respecto no quedaría otro camino que reivindicar la identidad de género, social, nacional o galáctica por que sí, como ya apuntó el espíritu burgués progresista en su momento.
Finalmente, habría una tercera consecuencia en el ámbito estético. Pues desde la irrupción de las vanguardias entre las dos guerras mundiales, los significantes y los significados ( si es que se puede hacer esta distinción) se han dispersado, empoderándose los significantes en el art pour l´art. En nuestros lares se hizo un gran esfuerzo para puentear » lo vasco» desde los aldeanos de Arrúe hasta la «desocupación de la esfera» de Oteiza. Oteiza mismamente no desbarraba mucho en sus explicaciones de tal proceso y además era divertido. En el caso de Txillida, otros lo hacían por él, citando incluso a Heidegger ( mejor no oírle hablar al escultor porque éste sí que desbarraba y mucho, y quizá por ello y por sus pretensiones demasiado universales, su obra no ha terminado por encontrar acomodo en estas tierras. Y es que, desde luego, el arte ( plástico, audiovisual o literario) precisa hoy en día de la última instancia del «sujeto», pero para ello debe dejar de ser «individuo» ( en términos de Foucault), o sea, educado,y que, por ejemplo, en una exposición sobre el Hiperrealismo- como la celebrada recientemente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao- no estime necesario recrearse en la exactitud de la reproducción de la vulva de una escultura de mujer. Por lo demás, y aún así, todo quedará en un juego entre «connaisseurs» y de mercado, como bien apuntó Pierre Bourdieu y como sabe , perfectamente, Vicente Verdú que además de escritor es pintor.
José María Ucelay, gran pintor y Director General de Bellas Artes del Gobierno de Euzkadi, en su testimonio en el libro «50 años de nacionalismo vasco, 1928-1978» de Eugenio Ibarzabal, página 109 en adelante, da una versión algo distinta a la de la «exclamación de un nacionalista vasco». La «idea» del cuadro, según Ucelay, quien fue testigo de su gestación, fue de Juan Larrea, poeta bilbaino y amigo de Picasso. Larrea fue además el «director» de cuadro al dictarle a Picasso los temas a incluir y hasta la colocación de estos en el lienzo. «… lejos de expresar su dolor ante la inmensa tragedia (del bombardeo de Gernika) trataba denodadamente de captar a Picasso para su propio movimiento, imbuyéndole el surrealismo de la forma más contundente:…»
El encargo fue resultado de una transación entre Juan Negrín, presidente entonces de la república española y Heliodoro de la Torre, consejero de finanzas del Gobierno de Euzkadi.
Ucelay, como Director General de Bellas Artes, le había pedido a Aurelio Arteta que se encargara de hacer un Gernika vasco, pero éste rechazó el encargo pues estba a punto de embarcar para Méjico donde moriría.
Gaurko Deian (2017/01/15), «»Euskal eredua» birsortu» izeneko iritzi-artikulu bat ageri da mintzaleku-tribuna irekian. Autogobernuan sakondu elkartasuna indartzeko ; labur esanda, hori da ulertu dudana. Horrekin batera, eta hori osatuz, beti interesgarri aurkitzen dudan Ander Gurrutxagaren honako behatokia honek zer pentsa ematen digute: [Enlace roto.]
Eskerrik asko.
Mila esker zure aipamen dela eta.
Muchas gracias por la información- que ya conocía. Tan sólo me hacía eco del artículo de Vicente Verdú.
En You Tube se puede ver en el programa «A fondo» de Joaquín Soler Serrano, una entrevista a Juan Larrea que habla sobre el particular