La muestra evoca más la apertura vertical de un poema que la narrativa horizontal y deambulante que se suele ofrecer habitualmente en la mayoría de las exposiciones.
Ayer por la tarde y en el contexto del programa BBKateak, se inauguró en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la exposición Eduardo Chillida – Godofredo Ortega Muñoz.
El programa BBKateak promueve encuentros entre obras de artistas de la colección y en este caso Javier González de Durana, coordinador artístico de la Fundación Ortega Muñoz (Badajoz), ha seleccionado doce obras de Chillida -siete esculturas y cinco obras sobre papel- y nueve pinturas de Ortega Muñoz, ofreciendo un singular diálogo.
En principio, la distancia cronólogica – Godofredo Ortega Muñoz (1899- 1982) Eduardo Chillida ( 1924-2002) – y estilística entre ambos parecería más bien apuntar a registros muy alejados entre sí y , sin embargo, la muestra manifiesta una sutil conversación de líneas, colores y vacíos.
Probablemente estas confluencias se deben a que ambos participaron, cada uno a su manera, de un impulso común de modernidad, ajeno a las viejas contraposiciones entre realismo/ abstracción o tradición / vanguardia , formalizando una obra un tanto ajena a las modas, y de connotaciones diversas, como sugerí en su momento en relación a Ortega Muñoz.
La muestra permanecerá abierta hasta el 30 de setiembre y merece una visita detenida y reposada que evoca más la apertura vertical de un poema, en palabras de Gaston Bachelard, que la narrativa horizontal y deambulante que se suele ofrecer habitualmente en la mayoría de las exposiciones.
(c) by Vicente Huici Urmeneta