In illo tempore…La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre mi padre no dormía. Nada más cenar, bajaba al barrio de la Rochapea donde estaba el negocio familiar (SEMILLAS HUICI, Flores y Plantas, Pratenses y Forestales) y comenzaba a hacer centros y coronas que debían estar preparados para venderse a partir de las nueve de la mañana del día siguiente. Le gustaba mucho hacerlo y era, además, un perfeccionista- algo que, creo, he heredado . Miraba y remiraba cada obra y hasta que no se quedaba convencido no se dedicaba a otra. Los empleados (mayormente empleadas) preparaban las bases de diversos tamaños así como las flores. Entre las flores, la reina era el crisantemo que se había cultivado en la huerta próxima , en largos bancales de los que , luego, en primavera, se recolectarían las fresas.
El ambiente era muy animado, y a eso de las tres y media de la madrugada se hacía un receso con una buena recena- magras con tomate, huevos con txistorra- y unos cuantos tragos de vino que luego se prolongaba en café, una copita de patxarán y algún que otro puro: siempre recordaré a una de las empleadas, una señora gruesa y colorada, apurando su faria mientras recogía en un cesto los restos de las flores desechadas.
Al amanecer todo había terminado. Centros y coronas se subían a la tienda de Pamplona en una camioneta y yo acompañaba a mi padre – desde los quince años me fue permitido acudir a este, para mí, pequeño akelarre- que antes de dirigirse a casa pasaba por el obrador de la pastelería de su amigo Unzué donde intercambiaba un espléndido centro por un buen paquete de «huesos de santo». Luego nos íbamos a la Plaza del Castillo, a desayunar un chocolate con churros en el Iruña. Sabíamos que no podríamos dormir mucho porque a las doce comenzaría la inevitable, larga y pausada visita al cementerio…
…Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra…
(c) by Vicente Huici Urmeneta
«bancales» esa palabra es muy rara leerla por aquí. En tierras como Las Hurdes es completamente habitual porque así son las zonas aprovechables desde el punto de vista agrícola, no hay otra.
Sí , hay palabras que tienen un uso muy particular. Por ejemplo, ¿le suena usted «aporcar»?