Sabiendo que ando ahora releyendo varios tratados del pensamiento tradicional chino, una buena amiga me ha enviado esta cita del final del Zhuang zi, clásico taoísta del siglo IV a.d.n.e.
«…Fabricó desconcertantes paradojas… Habló de todo y habló sin parar y tanto que nunca acababa… Y como aún le parecía poco, añadía razones fantásticas y extravagantes… Siguió un angosto camino….Dilapidó su talento y nada obtuvo… Quiso ahogar el eco gritando más que él y correr más deprisa que la propia sombra…»
Lo más preocupante de estas palabras es que hablan de Hui zi, un filósofo de la misma época de Zhuang de quien fue gran amigo y oponente.
Pero, claro, ¡Huizi! : mi amiga estaba sin duda esperando la ocasión para echarme en cara, y con retranca histórica, lo que que ella siempre ha llamado mi «espíritu intempestivo», que no es , creo, en modo alguno nietzcheano sino más bien fruto de un moderado escepticismo con tendencias místicas.
Y sí, es posible que, al cabo, yo también pretenda gritar más que un eco , por ejemplo cuando ayer escribí tras escuchar la comparecencia de Mazón «A veces un gesto inesperado desbarata la aparente solidez y rotundidad de unas palabras. Suele tratarse de un gesto menor que en muchas ocasiones emerge como un tic: una continuada y leve negación con la cabeza, ese hipido breve y crónico, aquel pasar páginas automático sin fin…Un gesto que desbarata el argumento, dejando a las palabras huérfanas de convicción…»
Y otro sí, que lleve ya mucho tiempo corriendo más deprisa que mi propia sombra…
(c) by Vicente Huici Urmeneta