
«Pamplona 6 de julio / bullicio y alegría/ ya están los pamplonicas/ ansiosos de gozar/ con faja ,pañuelico ,la bota de clarete /con el primer cohete/ la juerga va a empezar…»
Una voz atildada y femenina ( aditu bat?) explica en euskera en la radio pública vasca que la ceremonia del chupinazo del día 6 de julio en la Plaza del Ayuntamiento de la capital navarra se incorporó oficialmente al programa de las fiestas de San Fermín en 1941, a propuesta de un tal Ignacio Baleztena.
Un tal Ignacio Baleztena. Mejor hubiera sido decir el dirigente carlista Ignacio Baleztena, miembro de una familia que todavía tiene a bien colocar de vez en cuando una bandera preconstitucional española en el balcón de su casa de la Plaza del Castillo.
Y nada tengo personalmente contra Premín de Iruña – uno de sus seudónimos – pues, según las crónicas familiares, salvó a mi abuelo Ataúlfo Urmeneta – sí ,yo soy un efecto colateral más de los Urmeneta- de la detención y su posible fusilamiento como jeltzale pro-repúblicano, arguyendo que solían ir juntos todas las mañanas a oír misa a la parroquía de San Nicolás.
Pero de ahí a «un tal Ignacio Baleztena»… Pues este Baleztena fue quien en 1933 reorganizó el requeté de Navarra y Vascongadas, y quien se entrevistó con el golpista Emilo Mola, ofreciéndole 8.400 boinas rojas que posteriormente se unieron al Alzamiento Nacional de 1936 ,desencadenante de la última guerra civil.
Que la actual configuración de los sanfermines fue obra de quienes triunfaron en aquel conflicto es algo que se ha repetido tantas veces como se ha olvidado, pues bajo la protección de la Cruz Laureada de San Fernando – vulgarmente llamada «la berza»- gentes como los Baleztena, los Pérez Salazar o el mismo Maestro Bravo, fueron diseñando toda una parafernalia festiva que incluía canciones como el “Uno de enero”, el uniforme blanco con el pañuelo rojo o, precisamente, la ceremonia del cohete el día seis de julio.
Así las derechas franquistas , animadas por familias de nombres y apellidos tan conocidos como los González-Tablas, José Moreno , dueño en su momento del Hotel La Perla , el arquitecto Víctor Eusa o el panadero Taberna, impusieron a lo largo de los años su modelo sanferminero hasta el punto de que hoy parece el de toda la vida.
Y cuando el modelo se torció políticamente, como en 1978, no dudaron en sacar de nuevo las armas a la calle, desalojando a tiros la plaza de toros (Vaya aquí un recuerdo para Germán Rodríguez, compañero de clase en los Hermanos Maristas, asesinado de un balazo en la cabeza).
Por cierto, que la propuesta de Ignacio Baleztena tan solo recogía la costumbre iniciada por Juan Etxepare un estanquero de la calle Mayor de Pamplona, fusilado por el bando sublevado…
Any way,- como diría Mr. Hemingway – y para quienes quieran disfrutar…Gora San Ferm´´ín!
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Poniendo las cosas, claras…a cada cual lo suyo. Y el historiador como desprejuiciado detective de la verdad.
Pue sí, y sin quitarle el baile a naide
¿Cuanta gente navarra (y de otras partes de la piel de toro) cree usted don Vicente que será conocedor de los que usted nos comenta? Permítame un consejo, no salga en en el encierro que me temo que no está ya para esos «trotes»
Baleztenaren karakterizazio politikoa oso egokia. Baina ez da ahaztu behar, orduko karlista haiek bezala, euskaltzale proaktiboa ere bazela.
Interesantes aclaraciones, huici urmeneta, pero tampoco las correcciones históricas deben impedir observarla evolución. Porque¿ quién iba a pensar que se iba a tirar un chupinazo al grito de Palestina Libre?
Bai, zalantzarik ez: Eusko Ikaskuntzako kide, Mutiko Alaiak eta Euskeraren Adiskideak Nafarroan euskara sustatzeko elkartearen sortzaileetako bat izan zen ere…
Poca gente, sin duda,porque no hay mucho interés…Gracias por el suyo.
Así es. Estoy de acuerdo. Pero conviene recordar algunos datos y no dar pábulo a la incultura y más cuando se ejerce en un medio de comunicación. Gracias por su comentario.
Se aprende… también leyendo blogs como éste.
Eskerrik asko!