Buscando un libro de Laing que me había pedido Koldo, me he topado con un viejo ensayo del poeta Antonio Colinas, titulado Tratado de armonía . Al abrirlo, ha caído un papel en el que estaba escrito lo siguiente:
«La armonía hallada – no buscada, de la que habla Antonio Colinas , remite a un proceso de autoconciencia de los ritmos profundos que nos unen al mundo. Dicho proceso no supone el desvelamiento de entidad metafísica alguna – algo así como la Verdad o el Bien – ni tampoco la recurrencia fácil a cualquier creencia religante tradicional o exótica. Supone, sencillamente, la aceptación progresiva del bio-ritmo propio en el conjunto de los bio-ritmos que nos rodean.
Pero , a su vez, tal aceptación implica la constatación de las líneas de acción que desritmifican, que alteran el bio-ritmo y , que, por lo tanto, deshacen la armonía. Lo curioso –y también lo más manifiestamente operativo – es que tal constatación , que señala lo que podemos hacer y lo que no , con quien podemos estar y a quien es mejor evitar, y en qué situaciones nos hemos de ubicar y cuales hemos de rehuir, es también una constatación global psico-somática en la que todo el cuerpo, desde los pies hasta el cerebro , se rebela si se pretende romper la armonía. Quizás a partir de aquí sean explicables algunas patologías físicas y muchas psíquicas.
De todo esto, por supuesto, no se deduce que en la vida no se puedan tener proyectos u objetivos, que nos debamos dejar llevar sin rumbo, pero sí que las acciones que se encaminen hacia tales objetivos o proyectos se desarrollen con un bio-ritmo favorable. En esto , como en todo, hay que esperar la ocasión – el viejo kairós de los griegos o el momento del retorno taoísta. En este punto habría también que articular una reflexión sobre la voluntad que no tiene en cuenta el bio-ritmo y que acaba fagocitándose a sí misma.
En realidad casi todo lo anterior podría resumirse en un a modo de ukase : » atender al cuerpo y su ritmo «. Eso sí , sin narcisismos ni transcendentalismos.»
He cerrado el libro de Colinas y lo he ido a colocar en en lugar de donde lo había sacado pero me he dado cuenta que el de R.D. Laing estaba justamente detrás, en segunda fila. Se trata de The Divided Self: An Existential Study in Sanity and Madness.