La señora que limpia nuestra habitación tiene una edad indefinida y esa piel oscura tan típica de los pueblos de la Sicilia interior.
Todos los días nos saluda con mucha amabilidad cuando salimos y cuando volvemos y nosotros le correspondemos sin mayores alharacas.
Hoy me he dado cuenta de que en su carrito de jabones y toallas blancas, lleva pegada una foto vieja y arrugada del Padre Pío.
El Padre Pío fue un capuchino italiano ,famoso en la postguerra por los estigmas que exhibía en sus manos y por la atribución de muchos milagros. Tras varias investigaciones, la Santa Sede ordenó en principio su reclusión por sospechas de falsificación, pero después fue elevado a los altares en el año 2000 por Juan Pablo II.
En cualquier caso , y más allá de polémicas, el Padre Pío es muy popular y es frecuente verlo representado en estampas y estatuillas en cualquier lugar.
Por ejemplo, y como he dicho, en el carrito de limpieza de Rosario – que así se llama. Y estoy seguro de que cuando se cansa ,mira su estampa del Padre Pío y,con fuerzas renovadas,sigue adelante. Pues a fin de cuentas …¡ qué es su sufrimiento comparado con el de unos estigmas sangrantes!