Suelo leer los sábados el suplemento cultural de La Vanguardia donde siempre encuentro algo interesante ( a diferencia, por cierto, de un periódico que pretende ser desde hace un tiempo el vocero de todo «el país» y del que ya sólo puedo leer sin ruborizarme los artículos de Joaquín Estefanía Moreira y Vicente Verdú.
En el último suplemento venía una jugosa entrevista con el director de cine catalán Ventura Pons, el cual recordaba una cita de Billy Wilder que decía: “ Si quieres decirle la verdad a la gente, sé divertido o te matarán”.
En recordando algunas de las ( para mí) maravillosas películas de Wilder – citaría todas , pero , de ser una, sin duda «Con faldas y a lo loco», aunque a lo que viene, acaso mejor «Uno, dos, tres»- me he reído un buen rato reconociendo el poder corrosivo del humor siempre que no se utilice como solución a problemas drásticos de identidad ( siempre me ha parecido una solemne gilipollez lo de » reírse de uno mismo/ una misma») o similares.
La prueba a la contra está en que la retórica de quien manda siempre incluye «lo serio» en su, por otro lado, aburrido y repetitivo discurso. Así, fórmulas como «una persona seria», » un serio intelectual», » un político serio»…»un país serio» y tal. Aún así hay quien se empeña en competir en seriedad, prietas las filas, con lo que a la seriedad mundial se suelen sumar las micro-seriedades locales…
Y entre tanto, hay por ahí un tipo con el pelo cortado a la última que se ríe un montón apretando botoncillos rojos que sueltan misiles con cabezas nucleares ,pues dice que está hasta los mismísimos de que le hagan día sí y día no maniobras conjuntas frente a la puerta…¿Pertenecerá esta risa a un código cultural que no hemos pillado? O es que , a lo peor, si eres divertido , también te pueden matar…