Ayer, tras mi paseo vespertino por Abandoibarra, recalé una vez más en el Periflú donde dí buena cuenta del correspondiente pintxo de bonito con anchoa. Y, como de costumbre , lo hice leyendo el último periódico de la jornada ( me los voy leyendo todos a lo largo del día y siempre en papel.
Así me enteré de que el escritor norteamericano Paul Auster había pasado unas horas en Bilbao- siesta incluida- , presentando su último libro – titulado 4 3 2 1. De Auster , poco hay que decir a quien no lo conoca, salvo recomendarle la lectura de su Trilogía de Nueva York, muestra espléndida y manifiesta de la novela de detectives post-moderna. Así mismo ( o asímismo) , Auster es conocido por ser el marido de la también escritora Siri Hustvedt que ya visitó Bilbao recientemente y el padre de la artista Sofía Auster. Por lo demás la información incluía una fotografía de gran tamaño en la que , creo, la directora del centro AZ – antes Bilbao Alhóndiga- parecía enseñar las instalaciones a un Auster con gafas de sol en día de sirimiri que miraba claramente hacia otro lado.
Y en este punto recordé precisamente que pocos días antes había recibido la confirmación , digamos que oficial, de que las actividades de iniciación a la escritura que durante varios años había desarrollado en el AZ junto a varios colegas en el contexto de la AZ Letra Eskola, se habían suspendido sine die, porque «la nueva política cultural del Centro» – que no deja de ser una de las sedes de la Biblioteca Municipal de Bilbao- «ya no contemplaba ese tipo de iniciativas», supongo que excesivamente «básicas».
Cerré el periódico y me quedé pensando en lo contentos que se habrían quedado todos. Auster, por presentar en el Bilbao del Guggenheim su última obra, la dirección del AZ ( para no bilbainos ,Azkuna Zentroa) por sacarse la foto correspondiente para el book anual y la editorial porque todo hubiera sido tan fácil… y tan «austero»