«Quien no tenga arte, tenga religión» decía el muy sabio Goethe. Y el tantas veces procaz San Agustín dicen que dijo :» Dios es bueno, porque, como las cebollas, hace llorar».
Si pusiéramos en civil las dos frases anteriores cuadraríamos, casi en sentido militar, la mayor parte de los problemas de identidad que nos acosan, pues son esos problemas los que nos llevan a ser banderizos y a llorar. Y entre ese surtido de problemas de identidad, el de la nación sobresale adoptando la forma de nacionalismo. A partir de esta formulación, tirios y troyanos afirman o que todo nacionalismo es bueno, o que todo nacionalismo es malo o que mi nacionalismo es bueno y el tuyo malo, sin mayores explicaciones.
Pues bien, supongo que el nacionalismo, como toda expresión de identidad es bueno si une en torno a un proyecto común, si acumula esfuerzos, si integra la diferencia, y si reparte adecuadamente cargas y responsabilidades. Y es malo, si, consciente o inconscientemente, perpetra todo lo contrario. Pero aún así el vínculo del nacionalismo con lo político debería revisarse para no seguir aplicando clasificaciones del siglo XIX a un mundo del siglo XXI, globalizado y virtualizado.
Por supuesto que habría que ser un descerebrado para exigir «ocho apellidos vascos » u «otros apellidos catalanes» para confirmar la identidad – y se me ponen los pelos de punta al recordar dos de las películas más zafias que en el mundo han sido y que tantas risas tontas han producido- pero también habría que recordar que ya Aristóteles afirmó en su Política que el ser humano es un animal social y que quien no lo estima así o es más que un hombre ( o sea, un dios) o menos que un hombre ( o sea, un animal).
De que se puede creer ser más que un ser humano dan buena cuenta quienes se consideran como dioses ( y ahí sobresalen los «artistas» que, por cierto, también tienen su grupito de selectos) y de que se puede ser un animal hay pruebas manifiestas en las acciones de los «lobos solitarios» o de los lobos «en manada».
Lo repito: » Quien no tenga arte, tenga religión…» ( ¿O era «nación»?). Y parafraseando a alguien también muy conocido : «Quien quiera entender que entienda»…