Una de las manifestaciones más evidentes ,aún en su inconsciencia ,de cómo va transformándose la sociedad, es el cambio de significación de algunas palabras.
Así, por ejemplo, » cliente» que tenía una clara denotación y connotación comercial, hasta el punto de figurar con grandes letras en lemas tan conocidos como » EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN «.
Pues bien, esta palabra comenzó hace ya algún tiempo a deslizarse hacia otros ámbitos llegando a utilizarse con retintín y aún con equívoco jolgorio en el mundo de los servicios sociales, la educación …y hasta en la medicina.
No sé le escapará a nadie ( ¿ O sí?) que utilizar la palabra » cliente » o » clienta» – por mor de la última corrección política- en estos ámbitos por lo general públicos implica reconvertirlos nominalmente hacia lo comercial que suele ser más bien privado
Pero, la reconversión, aún en su estado nominal- que en muchas ocasiones lo es también de facto, o no- discursivo como diría Foucault – conlleva una alegre horizontalidad en la cual cualquier información obtenida de un programa de televisión matinal o en una consulta compulsiva de la wikipedia puede llegar a competir de igual a igual con los conocimientos de la profesora o el médico de familia.
Y ,claro, como » el cliente siempre tiene la razón » sí o sí e incluso hay oficinas ad hoc para regularlo culposamentr, el ( o la )profesional de turno se las ve y las desea para aquilatar sus decisiones…y sus palabras.
Antes se decía aquello de «en el pecado, la penitencia». Pues eso…que diría un Paco Umbral.