«Agrupémonos» – que decía aquel ( ¿quién?) ayer los blogeros locales que circulamos por la red de la mano de este diario que nos acoge ( Eskerrik…asko!, of course ) en los V Encuentros Digitales . Yo llegué para aplaudir a los premiados ( y premiadas) y particularmente al fervoroso Félix Mugurutza, que con su «El arca de no sé» ha sido la revelación del año.
Prometíle al suprascrito , en presencia de testigos cualificados – tal que nuestro general en jefe Josetxu Rodríguez y los compañeros Julen Rekondo e Iñaki Murua -enmendar mi patológica tendencia al paseo urbanita – que tras las correspondientes sesiones psicoanalíticas veo relacionada en sentido adverso con mi larga vida infantil en la huerta de la Rochapea pamplonica – y seguirle algún día por las piedras del Gorbea procurando no desfallecer ni hacer mucho el quijote.
Ya de vuelta a casa, remontando lentamente la ría con un recio viento de NW de popa, fui recordando lo que un día yo escribí ( pensando en ti ) en clave neo-aristotélica sobre este tipejo que he denominado «zoon elektronikón» y que decía así ( ¡ perdón por autocitarme cual Umbral neo-acontecido: » Nada podría afirmarse, en un sentido negativo, de una socialidad en la que la socialización, por muy light que sea, por mucho que no reúna los requisitos de los modelos anteriores, por más que evite la fricción de la socialización supuestamente plena, no pueda lograr la generación de microclimas sociales en los que se pueda desenvolver la vida de los individuos con aquellos que les son próximos e indispensables emocionalmente. Todo ello con tal de que el ser humano no acabe siendo un ser “sin tribu, sin ley, sin hogar”, como afirma una y otra vez Aristóteles».
«Pues eso», que volvería a decir un Umbral.