He estado viendo por casualidad unos minutos del programa de ETB Tú al norte y yo al sur. Y he comprobado que las previsiones de mi amigo Patxi al calor de la celebérrima Ocho apellidos vascos, se han cumplido una vez más. Como en su momento esta crónica fue censurada por bienpensantes de ambos lados no me puedo resistir a volver a publicarla. Decía así:
“Ocho apellidos vascos o por el Imperio hacia Dios”
He ido con Patxi a ver 8AV -LA PELICULA. La verdad es que me he dormido en varias ocasiones, pero Morfeo no me ha impedido notar los espasmos de jolgorio de la sala y los leves saltitos en el asiento de mi compañero de fila.
A la salida, siguiendo una antigua y periclitada costumbre, nos hemos acercado hasta la barra de un bar para comentar LA PELICULA. Patxi estaba rojo rojísimo, y sus ojos casi se le salían de las órbitas. Se ha metido un lingotazo de ginebra y ha comenzado a mascullar una serie de palabras durante varios minutos. Poco a poco he podido reconstruir lo que decía, que era algo así como “zafiedad carpetovetónica”, “engendro sin guión”, y también “humor torpe y grueso”.
A la vista de estas rotundas afirmaciones, no era cuestión de hacer la típica pregunta políticamente correcta de “O sea, ¿qué no te ha gustado?” porque Patxi –continuémoslo llamándole así- es un director de cine con unos cuantos largos a sus espaldas, eso sí de escaso, por decir algo, éxito comercial.
La ginebra ha ido haciendo su efecto y Patxi se ha ido tranquilizando: “Y al parecer, ahora quieren hacer una segunda parte. Hay dos alternativas. Una siguiendo la línea dramática, tirando de la historia de amor y sexo de la viuda del guardia civil y el arrantzale irredento (¡apasionante!), y la otra, la que tocaba, pasando de la variante Euskadi-Andalucía a la de Cataluña- Extremadura…”
Yo no he podido sino reírme por lo bajini. Sí, las combinaciones pueden dar para unas cuantas PELICULAS si se van alternando autonomías (llamémoslas así para evitar incordios). Sería divertido y además recogeríamos una de las tradiciones franquistas más coloristas, la de los Coros y Danzas de Educación y Descanso (¿sabrán nuestros jóvenes que era eso? Pues nada, que miren en la Wikipedia); aquellas peregrinaciones por las tierras de España mostrando los viriles bailes vascos, los rumorosos cánticos gallegos, la alegría pertinaz de lo andaluces o las interminables y dignísimas sardanas catalanas. Una vez más ¡la unidad de las tierras y los hombres de España! Y al cabo, ¿por qué no?, POR EL IMPERIO HACIA DIOS…
“Ves”, me dice Patxi, adivinando mis delirios, “y además reaccionaria hasta la médula”.
Pues no sé. Lo que si sé es que, desde nuestras experiencias infantiles en el patio del colegio, ya sabemos que dar de hostias al más pequeño y quitarle el bocata es lo más fácil. Pero… ¡A ver quien se atreve con el Matón sin tener detrás al Primo de Zumosol!
Porque hay que tener un par (de huevos o de tetas, no seamos sexistas) para hacer un OCHO APELLIDOS ESPAÑOLES LA PELÍCULA y que te salgan bien las cuentas.
“Así que, Lázaro, ¡levántate y anda!”
“¿Qué has dicho?” me pregunta Patxi
“¿Yo? Nada. Me ha quedado sin palabras.”
Y ,en efecto, este «reality entre vascos y andaluces» no viene a ser sino una actualización de los Coros y Danzas de España , una organización nacional española fundada en el año 1939, dentro de la Sección Femenina del Movimiento Nacional, que se caracterizó por ir de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad propagando todos los topicazos de los «pueblos españoles». No haberse dado cuenta de esto es , simplemente, fruto de la incultura.
No hace mucho, en el diario que tan amablemente me acoge, un periodista en una entrevista electoral preguntó a una candidata qué pensaba «sobre la anexión de Navarra a la Comunidad Autónoma del País Vasco», demostrando una incultura manifesta en lo legal y lo foral e ignorando que tal expresión ha formado siempre parte del navarrismo español más irredento. Inmediatamente escribí el oportuno comentario, pero no me consta que haya habido ninguna rectificación y siempre me he quedado con la duda de si tal sujeto habría aprobado la ESO, porque si fuera así, yo pondría no una sino cinco reválidas…