
Se podría preguntar cuándo tocaría aquí salir a la calle. O hasta cuándo sería mejor hacerse el sueco…
En 1969, Josep Pla viajó por el norte de Europa haciendo una escala en Estocolmo. El escritor catalán aprovechó para hacer un sumario de sus impresiones y como tales aparecen en el volumen 39 de su Obra Completa – El viatge s´ acaba– bajo el título «Un creuer al nord d´ Europa».
Más allá de reconocer las bondades de la monarquía parlamentaria sueca y de sus instituciones democráticas, Pla aprovechó para hacer una apología del «socialismo» realmente existente en el país nórdico, algo infrecuente en su caso, toda vez que nunca dejó de ser un kulak del Ampurdán, como lo definió Monserrat Roig.
Curiosamente el argumento de aquel anarquista de derechas -según confesión íntima de Salvador Giner–a la hora de defender el régimen político sueco, fue que frente a quienes desde la oposición esgrimían los grandes dispendios que se permitía el Estado en su política educativa, sanitaria y social, la población – y el electorado- no percibía ningún desasosiego, y mayormente el general desasosiego que se suele desatar por parte de las fuerzas conservadoras con su «obsesión de la crisis intermitente» ante cualquier política progresista.
Y es que , ciertamente, qué sería del capitalismo, – «moderación racional de ese impulso irracional de la codicia ilimitada» que dijo Max Weber – sin esas sus crisis periódicas de las que no se sabe si sus apologetas son la causa o la consecuencia.
Pero, en fin, he recordado estas palabras de Pla al escuchar los dicterios solemnes en tono apocalíptico de algunas instituciones y particulares con mando en plaza acerca del despropósito económico que supuestamente va a generar la nueva legislación sobre las pensiones que se acaba de aprobar.
Y me ha resultado curioso comprobar análogamente cómo esta cuestión ha desatado la ira social en el hexágono francés. Y aún más teniendo en cuenta que allende Pirineos lo que se plantea es una prolongación de la edad de jubilación de los 62 a los 64 años y que aquí se ha propuesto una progresiva hasta los 67 que ha sido aceptada pacíficamente hasta por los sindicatos mayoritarios.
Claro que quienes dirigen la protesta francesa afirman que el decretazo de Macron, diz que para combatir un supuesto déficit de 13.000 millones de euros en pocos años , no es muy coherente con la exención de impuestos a las grandes empresas por valor de 40.000 millones y la inmediata inversión en armamento por otros 100.000 millones de euros.
Se podría preguntar cuáles serían las cifras equivalentes en la pell de brau…Y también cuándo , consecuentemente, tocaría aquí salir a la calle. O hasta cuándo sería ( es) mejor hacerse el sueco…
(c) by Vicente Huici Urmeneta








