¿MOLA «CARMEN MOLA»? ( o sobre el último Premio Planeta)

Carmen Mola ha resultado vencedora del último Premio Planeta por su novela La Bestia.La sorpresa se ha producido al comprobarse que Carmen Mola es el pseudónimo colectivo de  Jorge Díaz, Antonio Mercero y Agustín Martínez, conocidos por sus trabajos como guionistas y por ser los autores ocultos de una trilogía del género negro.

El desvelamiento de la autoría ha desatado toda clase de críticas , mayormente negativas, bien por considerar la operación una estafa literaria, una muestra flagrante de oportunismo ante el Me too o incluso un despropósito de una frivolidad hiperbólica ( “Y alguien dijo ‘Carmen’, así, sencillo, españolito, y nos gustó. Carmen mola, ¿no? Pues Carmen Mola. Y se acabó”, cuenta Antonio Mercero»)

Aun así, la polémica podría inscribirse también en el contexto de las actuales discusiones y matizaciones sobre las diferencias entre el género y el sexo que, por otro lado, tanto juego ideológico y social están dando en el ámbito del feminismo o en el mundo que se acoge a las siglas LGTBIQ+.

No obstante, también sería conveniente recordar que en el ámbito literario ha habido autorías disfrazadas famosas como las George Sand ( Amantine Aurore Dupin), Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) o Victor Catalá ( Caterina Albert ) si bien es cierto que estos pseudónimos correspondían a momentos históricos de una fuerte impronta patriarcal

Por otro lado, tampoco se pueden olvidar viejas referencias, como la de Flaubert – «Escribir :una forma de ser mujer» o «Madame Bovary soy yo» que hace algún tiempo rescató Pierre Bourdieu en su Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario (1995) – o de aquel lúcido ensayo de Amparo Moreno Sardá titulado El Arquetipo Viril (1986) que todavía aportarían muchas pistas…

Pero aún así, ¿ mola lo de Carmen Mola?…

McMINDFULNESS (¿o la terapia psicológica neoliberal?)

Al parecer, la pandemia del COVID-19 ha tenido, está teniendo, como otra de sus consecuencias, un notable incremento de las meditaciones guiadas a través de diversas plataformas digitales

Así, aplicaciones como Calm o Headspace suman en conjunto más de 160 millones de descargas, pero se calcula que en las redes sociales hay aproximadamente unas 5.000 ofertas similares que pueden costar a cada participante unos 50 euros al año.

Este fenómeno no es de extrañar, pues durante el régimen de restricciones ocasionado por la pandemia, se multiplicaron las razones para experimentar más ansiedad que la habitual y, por otro lado, hubieron de suspenderse las terapias presenciales que quizás ahora vayan recuperándose.

Pero, como otros tantos fenómenos que han aparecido para quedarse – como el tele-trabajo o la tele-educación- estas prácticas meditativas que se acogen al término de «McMindfulness»- comida rápida espiritual – popularizado por Ronald Purser, están comenzado a ser enjuiciadas por profesionales de la psicología , la sociología, así como de la filosofía.

Psicólogos como el catedrático Miguel Farias – autor de The Buddha Pill– reconocen la posible complementariedad de estas terapias por vía digital, pero se muestran claramente partidarios de la presencialidad, pues ven un tono excesivamente comercial y en muchas ocasiones poco efectivo terapéuticamente.

Desde la sociología, se contemplan estas prácticas como unas formas de supuesta espiritualidad ajustadas al captalismo neoliberal, y yendo aún más lejos, como una herramienta de control de la población y de pacificación social.

A todo lo cual se suma una radical crítica filosófica, pues estas y otras formas de retraimiento social, de paréntesis psicol´ógico, se evalúan como el abandono de la condición de «zoon politikón», de aquel animal cívico que proclamó Aristóteles en su famosa Política, pues abstraído el vínculo social , ya no quedaría sino el endiosamiento o la condición animal, en palabras de Homero: » Sin familia, sin leyes, sin hogar…»

Pero en fin , también es posible que, como afirmaba en un reciente reportaje una practicante digital , «a nadie le puede venir mal pasar cinco minutos al día consigo mismo…»

ELÉCTRICAS ( escalofriantes)

Un viejo amigo, reconocido historiador de la economía, me decía hace poco que la cuestión del precio de la electricidad viene a ser un a modo de golpe de estado de guante blanco que pretende enfrentar a la ciudadanía con el gobierno.

No siendo ,más allá de mis obsesiones académicas ,sino un modesto experto en generalidades, tan solo puedo constatar las porfías verbales a calzón quitado que se cruzan la cúpula empresarial de la industria eléctrica y algunos miembros ( mayormente miembras) del gobierno.

Así y como comentaba el economista – y antiguo colega setentero de El Cárabo Revista de Ciencias Sociales – Joaquín Estefanía Moreira recientemente, el paternalismo de algunos altos cargos de la industria energética – «Mira Teresa, lo que tienes que hacer…» – cuando no las amenazas veladas y terroríficas , llevan ya un tiempo enfrentándose a la palabra exacta y ordenada de las ministras del ramo, mientras la supuesta leal oposición no hace sino de corifeo de quienes fuera de la orchestra reclaman una mayor bajada de impuestos y que cada uno se arregle como pueda , en pleno éxtasis de neoliberalismo de baratillo.

No sé, pero se me ocurre que si Manuel Vázquez Montalbán viviera y viera esta tragicomedia tan hispana como picaresca, se habría atusado el bigote y quizás hubiera cambiado su célebre afirmación de que en España manda la derecha desde los reyes godos por la de que desde el franquismo acá han mandado las empresas eléctricas que, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los países europeos, son mayormente privadas – o privatizadas durante el aznarato– a pesar de ser uno de los nutrientes b´ásicos de la actividad económica y de la vida ciudadana .

Pero, en fin, alguna ventajilla tendrá todo esto…Por ejemplo que ya nadie se atreverá a usar en las ejecuciones la silla eléctrica por el alto coste de cada descarga…Aunque , bueno, creo que en estos lares todavía sigue vigente el moderno garrote vil por defecto para el civil, y el fusilamiento al amanecer para el militar vil…O nada de nada…¿Pues no se abolió la pena de muerte?… Bueno, con tal de que este invierno no nos congelemos o acabemos electrocutades a base de hiperbólicas facturas…¡Ah las eléctricas, tan escalofriantes!

DESCENDIENTES (¿ Una utopía?)

«Entre cuatro amigos hemos comprado una casa en la sierra para vivir juntos cuando nos jubilemos : seremos los últimos de nuestras respectivas familias ya que somos hijos sin hijos», me comentaba ayer una antigua colega de la universidad, cuando le llamé para felicitarle por su nuevo puesto como catedrática.

Y no sé porqué, pero he recordado aquella famosa película de John Ford titulada La taberna del irlandés (Donovan’s Reef, 1963) en la que un dulce John Wayne y una severa Elizabeth Allen disputan amorosamente por unos descendientes ajenos bajo la mirada de un siempre follonero Lee Marvin.

De manera que se me ha ocurrido que debe de ser muy dif´ícil tener algún sentimiento de futuro cuando se carece de descendientes biológicos o ideológicos, tal que le ocurrió al afamado neurólogo inglés Oliver Sacks, conocido por obras como El hombre que confundió a su mujer con un sombrero o Un antropólogo en Marte, que en una carta de despedida en la que comunicaba que tenía un cáncer terminal decía : «Dejaré de prestar atención a la política…No es indiferencia pero sí desprendimiento – todavía me preocupo profundamente por el Oriente Medio, sobre el calentamiento global, sobre el crecimiento de la desigualdad, pero esos ya no son mis asuntos: pertenecen al futuro».

Pues a un futuro innominado parece pertenecer todo aquello que no se ajusta al presentismo narcisista que amparándose en viejas fraternidades y nuevas sororidades renuncia a cualquier tipo de descendencia en la horizontalidad general básica que nos informa y que es una y otra y vez sancionada por el algoritmo de las plataformas digitales…

¡Ah! Descendientes…¿Una utopía?

LA JUVENTUD ( o «Gaudeamus igitur…»)

Con la relajación del control social sobre la pandemia del COVID-19, parece haberse relajado también la tensión que a las autoridades y a algunos ciudadanos les ocasionaban los botellones, ahora reconducidos mayormente hacia los bares nocturnos y las discotecas.

Aun así la histeria procaz de que se ha hecho gala frente a este fenómeno en algunos momentos no ha ayudado nada a comprenderlo ,sobre todo cuando se ha hipersignificado criminalizando a la juventud.

A todo lo anterior ha contribuido sin duda la ausencia de profesionales de la psicología y la sociología en los comités de asesoramiento de la política anti-pandémica que se ha ido gestionando como si solo fuera una cuestión tecnocrático-sanitaria , pero también la desmemoria interesada de muchas de las personas implicadas respecto de su pasado juvenil o la estolidez cayetana de quienes jamás fueron de juerga.

Pues las imágenes que se han exhibido como muestras de degeneración y suciedad no son muy diferentes de las que habitualmente se han correspondido con las de las fiestas populares más tradicionales de ahora …y de siempre.

Además , es necesario considerar que , tras las restricciones del confinamiento y sus secuelas, un gran número de jóvenes ha debido renunciar a su salida a la vida social adulta en el tiempo y lugar que generacionalmente le correspondía, una salida en la que mostrar toda esa fuerza vital que, por otro lado y como se sabe, constituye la energía que alimentará la sociedad del futuro.

Pues, como decía recientemente el profesor Luis Alegre, de algo debe servir proclamar ese himno universitario por excelencia que dice » Gaudeamus igitur/ iuvenes dum sumus ( bis) / Post iucumdam iuventutem /post molestan senectutem/ nos habebit humus»…O sea : » Alegrémonos , por tanto /mientras seamos jóvenes (bis) /pues tras una divertida juventud / después de una incómoda vejez / nos recibirá la tierra…

MURIAS ( el mercado inmobiliario eppur si muove…)

Desde mi ventana todavía puedo ver una gran pancarta en la se lee: «AYUNTAMIENTO, MURIAS, OBISPADO: ¡NO AL DERRIBO DURANTE LA PANDEMIA!»

Se trata de una pancarta de la Asociación Abando Habitable que lleva varios años oponiéndose a una operación inmobiliara de tinte especulativo que pretende reconvertir la parcela de una Escuela de Magisterio diocesana en el lugar de construcción de un gigantesco edificio de siete plantas y cinco sótanos en pleno barrio bilbaino de Abando en el que escasean las zonas verdes.

A estas alturas, el derribo ya se ha llevado a cabo, la pandemia parece estar llegando a su fin, el Ayuntamiento no ha cejado en apoyar el proyecto por activa y por pasiva, el nuevo obispo no se ha dado por aludido y Murias … Murias, la constructora que financió el equipo ciclista profesional Euskadi Basque Country-Murias fue absorbida hace un año por la empresa madrileña Urbas – del grupo liderado por Robisco Capital Markets, y Quamtium Venture – que recientemente también se ha hecho con el 100% de Jaureguizar,otra inmobiliaria vasca.

Sin tener grandes conocimientos acerca de este sector que desde el Bel Ami de Guy de Maupassant ya se sabe que es el más especulativo de todos, todo indica que el caso de Murias es uno más de aquellos que están reconfigurando el mundo inmobiliario tras la crisis de las subprime de 2008 y con gran ingenuity of the market.

Pero, claro, para el profano estos galimatías de fontanería empresarial no dejan sino un mar de dudas sobre quién realmente acabará de construir ese gigantesco edificio – que, por cierto, en un primer proyecto iba a albergar viviendas de alto standing y ¡ una parroquia!- si los beneficios obtenidos cotizarán aquí ,allá o acullá, y si , en fin , de verdad terminará por construirse teniendo en cuenta que la Audiencia Nacional ha abierto recientemente un expediente judicial contra el presidente de Urbas , Juan Antonio Acedo Fernández, su antecesor, Juan Antonio Ibañez Fernández, y otras 12 personas del grupo.

Y entre tanto, cualquier paseante puede contemplar con perplejidad cómo se van elevando muros de viviendas hasta la colmatación de cualquier metro cuadrado de terreno libre, en una ciudad en la que según The Lancet ,el 67,45% de los bilbaínos tienen los espacios verdes demasiado lejos de su domicilio… Y es que el mercado inmobiliario, como Murias, eppur si muove

MANU LEGUINECHE (revisited)

La Asociación Vasca de Periodistas y el Colegio Vasco de Periodistas han organizado recientemente un homenaje a Manu Leguineche, reportero trotero y escritor excelente, que significó un antes y un después en el periodismo contemporáneo.

Tomaron parte amigos y compañeros de profesión, entre ellos Diego Carcedo, pero más allá de los elogios merecidos y de las sabrosas anécdotas,fue sorprendente el dominio del lenguaje de que hicieron gala todos los invitados: palabras exactas, léxico nutrido y sintáxis redonda, cualidades que remiten a unos tiempos en los que el periodismo era también un género literario.

Y quizá sea este, el dominio del lenguaje, una de las grandes enseñanzas de la obra de Leguineche, junto, por supuesto, la erudición oportuna sobre los temas y la presencia inmediata, aun incómoda o incluso peligrosa, en los lugares de los acontecimientos.

Una gran enseñanza que se recrece al contemplar cómo tras la ambiciosa prosa periodística que se desarrolló en los primeros años de la Transición al rebufo de los grandes esfuerzos que hubo que realizar en el tardofranquismo, fue adelgazándose ,salvo excepciones, al calor de la abducción de los medios de comunicación por los intereses de los grandes grupos de presión ,como afirmaba el mismo periodista de Arrazua, avant-la-lêttre, en aquel famoso libro, diz que novela, titulado La Tribu.

Y es que «los hechos son sagrados , las opiniones libres, y Dios solo existe para quienes escriben editoriales»…pero , por favor, bien escritos…

ALCALDÍAS (¿horteras?)

«En más de una ocasión,me he escandalizado de que los alcaldes no estén controlados, y de que se les conceda poder para destrozar las ciudades y privarlas de su carácter asentado a lo largo de siglos. Lo consiguen mediante obras superfluas y desdichadas que a menudo las vulgarizan y afean. Lo que ya me parece insólito es que también tengan poder para redecorarlas a su hortera antojo, como si fueran sus dormitorios; a pintarrajearlas de arriba abajo como parvularios«.

Estas palabras no proceden de ningún urbanista crítico ni de ninguna asociación de vecinos preocupada por su barrio. Pertenecen a la última columna publicada por Javier Marías, escritor de quien admiro su obra narrativa, pero con quien suelo discrepar a la hora de sus artículos de opinión, bastante exaltados y terminantes.

Pero en este caso, creo que su opinión, referida explícitamente a Barcelona e implícitamente a Madrid, no hace sino apuntar a un fenómeno que se ha generalizado en muchas ciudades y que Marías describe con mucha precisión en varios de sus aspectos.

Así, en la cuestión referida al poder de las alcaldías y de sus correspondientes mayorías consistoriales para decidir in extremis sobre los planes de urbanización sin mayores consultas que las burocráticamente fidelizadas. Y en relación a lo anterior, a la incapacidad de tener la menor perspectiva histórica, permitiéndose hacer y deshacer o, peor, deshacer y volver a hacer, edificios y manzanas enteras al calor de la especulación inmobiliaria. Y, por supuesto, en la mención acerca del infantilismo decorativo que a algunos ( y a algunas, of course ) hasta les parece alegre y combativo.

De todo lo anterior no cabe deducir sino que, amparados en una democracia formal abducida por las direcciones de los partidos políticos, las dinámicas municipales parecen mayormente más propias del caciquismo decimonónico que del ya bien entrado el siglo XXI que nos informa, relegando a los representantes y movimientos de la sociedad civil al silencio administrativo , como en otros tiempos la Inquisición relajaba a los reos al brazo secular para no contaminarse…

Pero, otro sí, el caracter hortera de algunas intervenciones, ¿ no resulta un tanto inquietante?

El CINE-CLUB ( del COAVN)

Bajo el franquismo, y sobre todo a partir de los años setenta del siglo pasado, el cine-club fue un lugar particular de encuentro en el que se podían sortear hasta cierto punto dos de las condiciones más represivas del Régimen: la libertad de expresión y la libertad de reunión. Además fue la contrapartida del tele-club, el gran difusor informativo cultural de la dictadura.

Los tiempos han cambiado, los tele-clubs desaparecieron con la entrada de los receptores de televisión en los cuartos de estar y los cine-clubs se adaptaron y muchos pasaron a lo que antes se llamaba mejor vida.

Las innovaciones tecnológicas que por vía electrónica han llevado al «cine-en -casa» a través de una amplia red de plataformas, han experimentado una difusión insopechada como consecuencia de la pandemia del COVID-19, y curiosamente, y al calor de la remisión epidémica, la necesidad de expresarse sin cortapisas y en ocasiones tumultuosamente han devenido en los albores de la nueva normalidad.

El Colegio Oficial de de Arquitectos Vasco Navarro ( COAVN) ha iniciado en su sede de Bilbao un nuevo ciclo sobre Cine y Ciudad, deseando recuperar así aquel primigenio espíritu del cine- club ,según explicó su coordinador Eneko Lorente.

Hasta diciembre podrán verse varios films tomando como referencia la capital vizcaína. El primero ha sido Siete calles , rodada en 1981 bajo la dirección de Juan Ortuoste y Javier Rebollo, un thriller sencillo que se desarrolla sobre el fondo de una ciudad densa y gris, la de antes de la era Guggenheim, y en la que se puede ver a un Antonio Resines melenudo, al malogrado Quique Sanfrancisco en plena juventud y a Mariví Bilbao haciendo ya de Mariví Bilbao.

Una iniciativa sugerente para quienes todavía gusten de ver el cine en pantalla grande y disfruten luego charlando un rato sobre un film por lo general ajeno a las modas vigentes y a los reclamos comerciales de la temporada.

MAIXABEL ( y la función del 7°Arte)

Dice Juan Zapater en su excelente blog de crítica cinematográfica «Ghost in the Blog«, que el último film de Icíar Bollaín – Maixabel– presentado en el reciente Festival de Cine de San Sebastián, «ilustra algo necesario de ser mirado para recuperar la sensación de que, con pandemias o sin ellas, venimos de aquellos tiempos que, vistos ahora, se antojan lejanos como si hubieran pasado no diez años sino diez lustros.»

Y acaso así sea pues la película, bastante más equilibrada que la maniquea serie Patria, narra la pequeña epopeya que Maixabel Lasa protagonizó al sostener conversaciones con los terroristas directamente implicados en la muerte de su compañero Juan Mari Jáuregui quien  fuera en su momento miembro de ETA, luego del PC y posteriormente del PSE – EE, hasta llegar a ser gobernador civil de Gipuzkoa, en una trayectoria muy similar a la de muchas gentes de su generación.

Maixabel se suma así a los intentos (1) de dar cuenta de un pasado durísimo, pero ya pasado y , por otro lado, apunta a una clave para afrontar el futuro sin pretender resucitar permanente y demagógicamente lo muerto al apostar por comprender en un diálogo abierto, y por más crudo que sea, lo que ocurrió, siempre que a alguien , de verdad, le pueda interesar.

Y como bien dice Zapater,»estamos ante un documento necesario probablemente y necesariamente discutible » que «se verá de manera muy diferente en función del espacio y de la edad, dependerá de los recuerdos personales…»

Pero este último aspecto ¿no es quizás una de las funciones más significativas del arte, del 7° Arte en este caso?

(1) Cf. también ,por ejemplo y en otro registro : Emilio Lopez Adan «Beltza». 2021.Borroka armatua Euskadin(1967-2011) ( 3 b.) Baiona: Maiatz.