Llegaba el otoño con su manto amarillento y la vida se recogía en las casas y en las cafeterías. El estudiantado volvía a las aulas con la algarabía matutina de amaneceres cada vez más lentos y los kioskos se iban llenando de los primeros cartones multicolores de las colecciones por fascículos. No había «comienzo del curso político», porque no había curso político aunque sí Una Política , diz que Grande y Libre.
Los tiempos han cambiado- ¿ están cambiando? que se preguntaría hoy Bob Dylan- pero no, por ahora, el ritmo acompasado de la Naturaleza. Y dentro de ella, los humanos ,miraculum in natura, vuelven a sus ritos estacionales, y grandes y pequeños retoman también aquellas actividades que ahora se llaman extra-escolares y que en un sentido amplio cubren muchos deseos y necesidades.
En los días oscuros en principio mencionados, surgió en Bilbao un grupo de activistas culturales que se acogió al nombre de ALEA (Asociación Libre de Ensayos Artísticos) entre los que se encontraba, entre otros, Blas de Otero quien , como es conocido, estuvo jugando al posibilismo político y poético durante muchos años, llegando a crear una notable obra.
En 2012 se apareció un nuevo ALEA ( Asociación Literaria del Espíritu de la Alhóndiga ) que desarrolla actividades ,preferentemente presenciales, de formación, expresión, y divulgación de la creación literaria , contando con un profesorado en el que toman parte, inter alios, Txani Rodríguez, Berta Delgado o Mónica Crespo.
La oferta de la ALEA contemporánea es muy perfilada y ya ha dado sus primeros frutos en la publicación de algunos libros de sus participantes. Es de esperar que poco a poco contribuya a la creación de ese caldo de cultivo nutritivo tan necesario para la renovación cultural y generacional.