Contaminación lumínica

estrellas

Durante los cursos de verano que con ocasión del Año Internacional de la Astronomía se han impartido en Cantabria, el astrónomo Juan Vicente Pérez se ha quejado amargamente ante los medios de comunicación de que la juventud se sepa de memoria las alineaciones de los equipos de fútbol, y en cambio, desconozca el nombre de los planetas del Sistema Solar. Y no son pocas las cuestiones a dilucidar sobre el asunto de qué es más relevante para nuestro tiempo, si el conocer el firmamento eclipsado por la polución atmosférica y la contaminación lumínica de las ciudades, o la liga de las estrellas retratadas a diario en la pequeña pantalla con todo lujo de detalles…Lo difícil es que ocurriese lo contrario: que la chavalería fuera capaz de hablar de Copérnico y conociera que su obra magna apareció publicada el mismo día en que murió; de Galileo que inventó entre otras cosas el termómetro; de Kepler cuya madre estuvo a punto de ser quemada en la hoguera por bruja, como le ocurriera a Giordano Bruno por sostener la existencia de otros mundos, etc. Y por el contrario no supiera nada de que Beckham es el marido de una Spice Girl, que CR9 es el fichaje más caro de la historia, o sencillamente que fulanito de segunda b, se rompió el dedo meñique del pie izquierdo jugando con su perro en el jardín.
Y es que para ver el tránsito del carrusel de las estrellas fugaces del deporte y la farándula, a los niños les basta y sobra con alargar el dedo a modo de ET, mientras para observar el cielo y contemplar desplegada La Vía Láctea es necesario algo más qué alzar la cabeza, agenciarse un telescopio, tener paciencia y algo de curiosidad. Ahora, también es imprescindible vivir lejos de los núcleos urbanos que con sus despampanantes farolas, letreros luminosos de los grandes almacenes, y la monumental iluminación antiaérea, impiden admirar la magia y el misterio que nos envuelve cada noche mientras absortos como los Simpson perdemos las horas muertas frente al televisor cuyas fatuas imágenes cavernícolas deslumbran las infantiles mentes con ilusionantes juegos de espejos haciéndolas opacas a cuanto requiere un poco de disciplina y atención intelectual.
Nunca antes como ahora, nuestras estrellas mundanas y celestiales, necesitaron de tantos focos para ser iluminadas cumpliéndose así la máxima hermética de la Tabla esmeralda: “lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba como lo que está abajo”…pero del revés.

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