Llevo más de dos años sin ver la tele, el mejor régimen para adelgazar, dicho sea de paso. Por eso, hasta la llegada del Mundial, no he podido percatarme del despropósito con el que parece actuar RTVE ente público que arrabiado por tener que dejar de ingresar ingentes cuantías por concepto de publicidad desde el pasado 1 de Enero, ha pasado de interrumpir cada dos por tres su programación para convencernos de beber siempre Coca Trola, a no dar tregua al ciudadano que le sufraga con sus impuestos, poniendo películas enteras sin descansos para ir al retrete y encadenando programas uno tras otro, sin un lapso para tomar aliento, como queriéndonos decir ¿no queríais taza? ¡Tomad taza y media!
Pero una cosa es expulsar la propaganda consumista de la Televisión pública, gesto que es de agradecer para la salud mental de la población, y otra muy distinta, es no preveer recesos para que la audiencia pueda hacer sus necesidades fisiológicas o atender pequeños asuntillos como llamar por teléfono, bajar la basura, e incluso abrir la puerta a la suegra, sin por ello tener que perderse el pasaje principal del documental o serie que esté viendo en ese momento.
Pero es más, una de las funciones primordiales del Ente Público es informar a la gente y no solo entretener, se supone. Entonces…¿Por qué no aprovechar las cotas de máxima audiencia de películas de éxito, concursos de moda, retransmisiones deportivas, etc, para insertar información sobre subvenciones, modos de desgravar en hacienda, cuáles son las marcas más baratas, dónde la misma ropa con la misma calidad es más económica y demás asuntos de sumo interés para todos? Porque la supresión de los anuncios de la tele, no tiene necesariamente que comportar la desaparición de los antiguos intermedios que tenían la función de dar un respiro al respetable como siempre se había hecho en el teatro, la ópera, el deporte y otros actos públicos de entretenimiento. De hacerse las cosas bien, incluso se podría crear un nuevo género de pequeñitas obras de información pública de dos o tres minutos de duración sobre asuntos tales como la prohibición del Wi-Fi en las escuelas francesas, cuantas vidas cuesta nuestro móvil en el Congo, el peligro de sustancias cancerígenas en productos envasados…asuntos no menos importantes que recordarnos a todas horas ¡Tú si eres tonto!, o si se prefiere, videos musicales, recitales de poesía, conciertos de piano, Cuentacuentos, o breves noticias científico culturales que exciten un poco los apetitos intelectuales aunque solo sea para jugar al Trivial.
De no recuperarse los intermedios con estos u otros fines parecidos, tanto RTVE como nuestro Gobierno estarían diciéndole a los españoles “¡Mirad! Si no es para engañaros con la propaganda, no merece la pena dejaros descansar ni un solo minuto. Es mejor que vuestros cerebros sigan entretenidos de programa en programa desde que os levantáis hasta que os vais a dormir