Contra los besos

 

Así empezó el principio del Fin.

Mucho se ha escrito acerca del origen del beso: desde que apareció como prolongación del acto mamario, hasta la acción maternal Cro-magnona de masticar los alimentos a sus bebés, pasando por los olisqueos mutuos entre extraños para reconocerse. Mi parecer al respecto va también en esta línea, situando la acción de besar dentro del marco del despioje, más que nada, porque éste empezó dándose entre los más cercanos, generalmente parientes, explicación que comporta el plus de salubridad que se requiere para evolucionar como lo ha hecho hasta convertirse en saludo que amenaza a la humanidad con extenderse más allá de los límites cursis -que no románticos- de la familia, por cuanto ello supone un riesgo superior para la especie que el que se calcula puede sobrevenirnos de los cielos en forma de meteorito, haciendo bueno con mil años de retraso la Edad del Espíritu santo anunciada por Joaquín de Fiore, en la que el Amor Universal acabará triunfando, entendiendo por triunfo, El Final de los Tiempos que suena mejor que El Fin del Mundo. Porque si para algo ha servido la fantasmagórica Gripe A, ha sido para poner de manifiesto lo insano de esta práctica del besuqueo…
Así, de la sana acción de despiojarnos unos a otros, se llegó por error muy recientemente en la historia de la humanidad a saludarnos con besitos más falsos que los de Judas, pues si el saludo es a la salud lo que el salario a la sal, más nos hubiera valido salarnos, que todavía ni por estas llegaría yo a preferir asalariarme, por mucho que deteste que me babeen la cara en el mejor de los casos, que por lo general el asco suele ser recíproco sólo alcanzando a rozar las mejillas. Y digo recientemente, porque hasta bien entrado el Siglo XX, únicamente se besaba en la cara a los iguales; a las personas distinguidas se les hacía reverencia o como mucho, besaba en la mano como a los obispos o incluso la zapatilla como al Papa; Besar a una Dama en público en la mejilla era un atrevimiento tal, que en algunas culturas el chico estaba obligado a casarse, y todavía hoy, en un país tan culto como Irán, puede suponer pena de cárcel, legislación avanzada que deberíamos aplicar aquí de inmediato para evitar el contagio de esta repugnante moda.
Mis investigaciones antropológicas del beso, ponen de manifiesto una correlación directa entre la malsana costumbre de besarse y el desarrollo de una sociedad: Mientras Europa supo mantener el beso en la esfera privada, pudo competir de igual a igual con todo el Mundo y gracias a su tecnología y las armas de fuego, dominarlo, pese a lo reducido de su tamaño geodemográfico; Mas tan pronto como su práctica se expandió tras el Mayo del 68, vamos en caída libre. Los dos besitos que nos damos los europeos, pueden salirnos carísimos, como caros les saldrán a los americanos aunque sólo se den uno, pues los asiáticos saben de su perniciosidad debido a su masificación y lo evitan elegantemente sin necesidad de darse la mano –otra fea costumbre- con una inclinación de cabeza. Un morrocotudo escarmiento, fue el colapso de la Unión Soviética y todo el Pacto de Varsovia, poco después de verles morrearse a Erich Honecker y Gorbachov junto al Muro de Berlín, que se vino abajo como las murallas de Jericó.

5 comentarios en «Contra los besos»

  1. Este morlaco sigue abriendo blogs hablando de trivialidades que son producto de una mente enferma y manipuladora. Que nivel de imbecilidad hay que alcanzar para elegir ese tema y ahondar en inexactitudes, en un lenguaje maniqueo y poco riguroso. Este aspirante a «Savater» barato, es un insulto a la inteligencia humana. Habla mucho pero no dice nada. Tipico socialista desvergonzado……..

  2. Estimado Sr. Lococo,

    Que tiene Ud. un trueno considerable es de dominio público. Que en sus escritos se palpa la interfase entre travesura mental y pensamiento aberrante no lo es tanto, pero qué interesante sería explorar ese espacio en el que sus miedos planean gracias al paracaídas del humor transgresor.

    Afectuosamente suyo,
    K.W:

  3. ken Wilber: No me trate Usted tan bien, que no estoy acostumbrau, y puedo malinterpretarlo…En cualquier caso, dado que ha hecho alusión al público que sigue mis andanzas, le diré que cuando me tropiezo con algún lector, este suele adoptar dos posturas bien diferentes: o me saluda efusivamente para felicitarme por mis escritos con los que se muestra muy de acuerdo, o bien, me da a conocer su más rotunda disconformidad. Y si le digo la verdad…no sé qué me da más miedo.

  4. Estimado Sr. Lococo:

    No era mi intención tratarle (más allá de la lógica cortesía) ni bien ni mal. Tampoco hago alusión a su público. Tan sólo reflexionaba (con curiosidad) sobre cuánto de ingenioso y cuánto de patólogico hay en lo que le impulsa a escribir algo así sobre el acto de besar en concreto, y resto de temáticas en general.

    Dicho sea desde el convencimiento de que sólo a Ud. compete valorar tal cosa, por supuesto. Nuestras virtudes y trastornos forman parte de nuestra libertad.

    Afectuosamente suyo,
    K.W.

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